Con apoyo de OPS/OMS
Flor Rojas
La Biblioteca José Coronel Urtecho de la Universidad Centroamericana (UCA) funcionará como Centro Coordinador Nacional, para liderar la construcción y desarrollo de la nueva Biblioteca Virtual Desarrollo Sostenible y Salud Ambiental (BVSDE) que cuenta con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud, (OPS/OMS), como parte de un convenio de colaboración entre ambas instituciones.
Esta Biblioteca se establece con el fin de crear fuentes de información nacional, relacionadas con el desarrollo sostenible y la salud ambiental y estará a disposición de nuestro país y el resto del mundo, lo que permitirá también la evaluación y control de los factores ambientales de riesgo para la salud de las personas.
“Estamos muy honrados con este voto de confianza que nos da la OPS/OMS, pues es producto de un diagnóstico, en donde los resultados favorecieron a la UCA por tener las condiciones propicias para llevar a cabo este proyecto tan importante. Es un paso adelante en una larga historia de cooperación”, dijo la Doctora Mayra Luz Pérez Díaz, Rectora de la UCA.
El proyecto se presenta en 5 grandes ejes: la reorganización e impulso de la BVSDE; la instalación de infraestructura tecnológica en el centro coordinador; el desarrollo de competencias en los recursos humanos del centro, y el equipamiento tecnológico del centro coordinador nacional.
“Es un privilegio poder suscribir este convenio con la UCA, compartimos valores y principios, formas de ver la vida y de desarrollar nuestro que hacer cotidiano. Este convenio es parte de un exhaustivo proceso de selección que considero fueron innecesario por todo el prestigio y los antecedentes de la UCA en Nicaragua y Centroamérica”, recalcó el Doctor José Luis Prosperi, Representante en Nicaragua de la OPS/OMS.
Cabe destacar que este convenio se enmarca dentro de una de las líneas más importantes de cooperación técnica que hace la OPS/OMS, respecto a la discusión de información para el desarrollo del ambiente y desarrollo sostenible, como uno de los pilares de la vida.
viernes, 17 de julio de 2009
miércoles, 15 de julio de 2009
PAPIROFLEXIA Libros de segunda mano para crear arte
La artista
Su Blackwell
expone sus obras de
papiroflexia realizadas con libros de
segunda mano.
El Puerto Victoria de Hong Kong,
Los Carpinteros o su obra
Illustrative Birds son algunas de las maravillas que se pueden disfrutar estos días
en Hong Kong donde la artista británica Su Blackwell expone sus obras.
La artista utiliza libros de segunda mano para confeccionar sus meticulosas creaciones.
Su Blackwell
expone sus obras de
papiroflexia realizadas con libros de
segunda mano.
El Puerto Victoria de Hong Kong,
Los Carpinteros o su obra
Illustrative Birds son algunas de las maravillas que se pueden disfrutar estos días
en Hong Kong donde la artista británica Su Blackwell expone sus obras.
La artista utiliza libros de segunda mano para confeccionar sus meticulosas creaciones.
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LIBROS USADOS
martes, 9 de junio de 2009
La biblioteca Google: Entrevista con Robert Darnton
Con su proyecto de poner en línea libros de todo el mundo, Google busca reconciliar internet con la lectura a profundidad.
El historiador Robert Darnton, director de las bibliotecas
de Harvard, comparte aquí tanto su entusiasmo como sus reservas.
¿Internet realmente desquicia el mundo del libro y de la lectura?
La respuesta es sí, pero tampoco hay que caer en la exageración utópica. Algunos hablan incluso del fin de un mundo. Si se contempla a largo plazo, la llegada de internet es un cambio tan importante como el invento de los tipos móviles de Gutenberg. Los medios utilizados para comunicar e intercambiar ideas están en plena transformación, lo cual crea un estado de exaltación que nubla un poco la conciencia de lo que realmente está pasando. Yo creo que la mayor parte de los lectores, para apropiarse de textos de cierta extensión y profundidad, seguirá leyendo libros impresos. Sin embargo, sabemos que el proceso de formación y diseño de esos libros es ya radicalmente distinto del que se usaba en el pasado; ahora debe realizarse de manera digital. Y existen libros híbridos, mitad papel y mitad electrónicos; también hay libros completamente electrónicos y toda clase de intercambios textuales en muchos otros soportes. Todo esto transforma la manera en que los lectores leen, los autores escriben, los editores publican y los libreros venden.
¿Qué le hace pensar que el libro en papel sigue teniendo futuro?
La historia lo muestra: un medio no desplaza al otro. Ahora sabemos que la publicación de manuscritos continuó después de Gutenberg, hasta principios del siglo XVIII. Mi amigo el historiador del libro Donald McKenzie sostenía que, en el caso de obras con tirajes de menos de cien ejemplares, era más barato confiarlas a los copistas que imprimirlas. La radio no desplazó a los periódicos, así como la televisión tampoco eliminó la radio o el cine. El libro electrónico no hará desaparecer el libro clásico. Creo que más bien llegaremos a un nuevo equilibrio, una nueva ecología de lo escrito.
¿Qué opina del proyecto de Google que busca digitalizar gradualmente todos los libros del planeta?
Soy un firme creyente en la democratización del saber. La invención de la imprenta fue una etapa esencial en ese proceso, que luego siguió desarrollándose, a finales del siglo XIX, gracias a la utilización de la pasta de papel y las prensas con motores de vapor. La digitalización de los libros es una nueva etapa. Es una perspectiva emocionante. El buscador Google pondrá el conocimiento acumulado en los libros al alcance de todos o, al menos, de quienes dispongan de acceso a internet. Me parece además muy relevante para los investigadores. Al estar a la cabeza de la biblioteca universitaria más grande del mundo, apoyo la completa digitalización de todos los libros de temas de interés general y estoy de acuerdo con la iniciativa de poner en línea progresivamente, y de manera gratuita, todos los libros de nuestras colecciones cuyo contenido sea ya del dominio público. Harvard fue una de las primeras universidades en firmar, en 2006, un acuerdo en ese sentido con Google, y me alegro de ello. Es un paso tangible hacia la instauración de una república de las letras, y de una ciudadanía universal en el seno de esa república. Una idea que hace diez años se juzgaba como utópica comienza a tomar cuerpo.
Pero este proyecto de Google no ha sido recibido con aprobación unánime, por decir lo menos. ¿Qué piensa de los argumentos de sus detractores?
Hay muchas formas de crítica posibles. Se puede poner el acento en el peligro que representaría el poder que obtiene una sola empresa para gestionar el conocimiento, no solamente estadounidense sino mundial. En Francia, mi amigo Jean-Noël Jeanneney, quien dirigió la Biblioteca Nacional de Francia, publicó un libro sobre ese tema [Quand Google défie l'Europe: plaidoyer pour un sursaut, 2005]. No le parece bien que una compañía estadounidense quiera digitalizar todo el patrimonio literario europeo. Él apoya la idea de que Europa responda digitalizando sus propios libros. Quizás haya en esto un poco de antiamericanismo, aunque Jeanneney conozca bien Estados Unidos y no sea, en principio, un antiamericano. Pero su punto de vista se sostiene perfectamente. Me parece por completo legítimo que las instituciones europeas se preocupen de digitalizar su patrimonio, de acuerdo con sus propios criterios. Eso será muy positivo para todos, incluyéndonos a nosotros, los estadounidenses.
¿De qué manera favorecería a los estadounidenses que los europeos digitalicen sus fondos editoriales?
Porque la revolución digital también representa grandes peligros. No estamos a las puertas de la tierra prometida. Avanzamos lentamente, con grandes confusiones, por un territorio nuevo, en gran parte inexplorado. De modo que resulta esencial disponer de una variedad de enfoques. Creo que es posible darle la bienvenida a la iniciativa de Google y, al mismo tiempo, conservar la distancia. En un artículo que publiqué hace poco en The New York Review of Books expuse las razones para, en mi opinión, no dar un salto al vacío en este tema.
¿Cuáles son sus reservas ante la iniciativa de Google?
Bueno, me pongo en guardia contra los entusiasmos desbordados. Los admiradores de Google afirman que todos los libros estarán disponibles en línea. Y eso no es exacto. No es lo que podemos contemplar para Estados Unidos ni, a fortiori, para el resto del mundo. No es viable, concretamente, dado el enorme número de volúmenes dispersos por todas partes. Tampoco es viable desde el punto de vista jurídico. Los derechos de autor literarios, cuyas reglas son muchas veces arcaicas, son un gran obstáculo para la digitalización total. Así que hay límites cuantitativos. Y también cualitativos. Una obra del siglo XVIII, por ejemplo, suele contar con numerosas ediciones, algunas de ellas piratas. Cada edición representa un interés particular, por diversas razones. ¿Cuál de todas va a privilegiar Google? Que yo sepa, la empresa no cuenta con ningún bibliógrafo.
¿Quiere usted decir que la calidad del fondo editorial digitalizado por Google dejará que desear?
Es inevitable. Se cometerán errores en todos los niveles: la elección de los libros, la reproducción de los textos, de las imágenes. ¿Cómo va a operar el control de calidad en decenas de millones de títulos? ¿Y cómo es que el buscador de Google va a determinar el rango, la ordenación con la que se presentarán los libros? También podemos preguntarnos acerca de la duración de los métodos de digitalización que serán utilizados. Los programas y los soportes informáticos caducan con rapidez. ¿Qué medios garantizan la conservación de los archivos? ¿Cuál es, por otra parte, la duración de la empresa misma, de Google? Es algo que hago notar en mi artículo: hemos perdido ya el ochenta por ciento de los filmes mudos y cincuenta por ciento del total de las películas filmadas antes de la Segunda Guerra Mundial. Lo de Google está muy bien, ¡pero las bibliotecas no han dicho su última palabra!
¿No hay una paradoja en ver al libro como una baza del futuro de internet, cuando internet parece alejarnos de los libros?
En este punto creo que también hace falta introducir la mirada de los historiadores, a largo plazo. Internet nos aleja de los libros y, en ese sentido, las nuevas generaciones tienden a pensar que toda la información posible se encuentra en línea y que es globalmente fiable. Sucede incluso con los muy selectos estudiantes que entran a Harvard. De modo que hace falta enseñar el uso crítico de internet. Dicho lo cual, no podemos quedarnos con la idea de que la distorsión de la información, la maleabilidad de los textos y la ambigüedad o el bajo nivel de confiabilidad de las fuentes son fenómenos recientes. Los periódicos siempre han ofrecido solamente ciertas versiones de los hechos reales. Como mencionaba al hablar del siglo XVIII, el libro mismo no era considerado como un objeto estable, digno de confianza. Para dar un ejemplo, la edición más leída de la Enciclopedia de Diderot en el siglo XVIII contenía cientos de páginas que no existían en la edición original. Esas páginas fueron introducidas por un cura para reproducir pasajes de un sermón de su obispo, y así ganarse su aprecio.
En su opinión, la revolución digital sacude pero no trastorna completamente el mundo del libro. ¿Diría lo mismo acerca de los modos de leer? ¿La lectura rápida no acabará por reemplazar a la lectura regular, lenta?
Soy un partidario entusiasta de la lectura lenta. De hecho, soy un lector bastante lento. La lentitud me parece un elemento esencial del placer de la lectura, pues deja lugar a las asociaciones libres, a la imaginación, a los fantasmas productivos. Abre la puerta a nuevas ideas, a la posibilidad de crear nuestras propias relaciones, de alguna manera. Los jóvenes ahora se forman cada vez menos en la lectura lenta, y se inclinan menos por ella. Lo cual no quiere decir que lo digital no es un instrumento fabuloso. Con sólo presionar aparece una nueva pista, instantáneamente. Se pueden grabar cuarenta títulos sobre un soporte tan ligero como un libro de bolsillo. La rapidez de los modos de lectura queda pues compensada por las muchas puertas que podemos abrir. En ese sentido, se está creando una nueva ecología de la escritura.
Traducción de Una Pérez Ruiz© Book
Entrevista realizada por la revista francesa Books (no 1, diciembre 2008-enero 2009).
Fuente: http://www.revistasculturales.com/articulos/91/letras-libres/1056/1/la-biblioteca-google-entrevista-con-robert-darnton.html
Un saludo,
Julián Marquina
Documentalista
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Julián Marquina ArenasDirector RecBib - Recursos Bibliotecarios Ficha EXIT:www.directorioexit.info/consulta.php?directorio=exit&campo=ID&texto=1064Web: www.recbib.es Boletin RecBib: www.recbib.es/boletin-recbib RSS: www.recbib.es/rss-recbib
El historiador Robert Darnton, director de las bibliotecas
de Harvard, comparte aquí tanto su entusiasmo como sus reservas.
¿Internet realmente desquicia el mundo del libro y de la lectura?
La respuesta es sí, pero tampoco hay que caer en la exageración utópica. Algunos hablan incluso del fin de un mundo. Si se contempla a largo plazo, la llegada de internet es un cambio tan importante como el invento de los tipos móviles de Gutenberg. Los medios utilizados para comunicar e intercambiar ideas están en plena transformación, lo cual crea un estado de exaltación que nubla un poco la conciencia de lo que realmente está pasando. Yo creo que la mayor parte de los lectores, para apropiarse de textos de cierta extensión y profundidad, seguirá leyendo libros impresos. Sin embargo, sabemos que el proceso de formación y diseño de esos libros es ya radicalmente distinto del que se usaba en el pasado; ahora debe realizarse de manera digital. Y existen libros híbridos, mitad papel y mitad electrónicos; también hay libros completamente electrónicos y toda clase de intercambios textuales en muchos otros soportes. Todo esto transforma la manera en que los lectores leen, los autores escriben, los editores publican y los libreros venden.
¿Qué le hace pensar que el libro en papel sigue teniendo futuro?
La historia lo muestra: un medio no desplaza al otro. Ahora sabemos que la publicación de manuscritos continuó después de Gutenberg, hasta principios del siglo XVIII. Mi amigo el historiador del libro Donald McKenzie sostenía que, en el caso de obras con tirajes de menos de cien ejemplares, era más barato confiarlas a los copistas que imprimirlas. La radio no desplazó a los periódicos, así como la televisión tampoco eliminó la radio o el cine. El libro electrónico no hará desaparecer el libro clásico. Creo que más bien llegaremos a un nuevo equilibrio, una nueva ecología de lo escrito.
¿Qué opina del proyecto de Google que busca digitalizar gradualmente todos los libros del planeta?
Soy un firme creyente en la democratización del saber. La invención de la imprenta fue una etapa esencial en ese proceso, que luego siguió desarrollándose, a finales del siglo XIX, gracias a la utilización de la pasta de papel y las prensas con motores de vapor. La digitalización de los libros es una nueva etapa. Es una perspectiva emocionante. El buscador Google pondrá el conocimiento acumulado en los libros al alcance de todos o, al menos, de quienes dispongan de acceso a internet. Me parece además muy relevante para los investigadores. Al estar a la cabeza de la biblioteca universitaria más grande del mundo, apoyo la completa digitalización de todos los libros de temas de interés general y estoy de acuerdo con la iniciativa de poner en línea progresivamente, y de manera gratuita, todos los libros de nuestras colecciones cuyo contenido sea ya del dominio público. Harvard fue una de las primeras universidades en firmar, en 2006, un acuerdo en ese sentido con Google, y me alegro de ello. Es un paso tangible hacia la instauración de una república de las letras, y de una ciudadanía universal en el seno de esa república. Una idea que hace diez años se juzgaba como utópica comienza a tomar cuerpo.
Pero este proyecto de Google no ha sido recibido con aprobación unánime, por decir lo menos. ¿Qué piensa de los argumentos de sus detractores?
Hay muchas formas de crítica posibles. Se puede poner el acento en el peligro que representaría el poder que obtiene una sola empresa para gestionar el conocimiento, no solamente estadounidense sino mundial. En Francia, mi amigo Jean-Noël Jeanneney, quien dirigió la Biblioteca Nacional de Francia, publicó un libro sobre ese tema [Quand Google défie l'Europe: plaidoyer pour un sursaut, 2005]. No le parece bien que una compañía estadounidense quiera digitalizar todo el patrimonio literario europeo. Él apoya la idea de que Europa responda digitalizando sus propios libros. Quizás haya en esto un poco de antiamericanismo, aunque Jeanneney conozca bien Estados Unidos y no sea, en principio, un antiamericano. Pero su punto de vista se sostiene perfectamente. Me parece por completo legítimo que las instituciones europeas se preocupen de digitalizar su patrimonio, de acuerdo con sus propios criterios. Eso será muy positivo para todos, incluyéndonos a nosotros, los estadounidenses.
¿De qué manera favorecería a los estadounidenses que los europeos digitalicen sus fondos editoriales?
Porque la revolución digital también representa grandes peligros. No estamos a las puertas de la tierra prometida. Avanzamos lentamente, con grandes confusiones, por un territorio nuevo, en gran parte inexplorado. De modo que resulta esencial disponer de una variedad de enfoques. Creo que es posible darle la bienvenida a la iniciativa de Google y, al mismo tiempo, conservar la distancia. En un artículo que publiqué hace poco en The New York Review of Books expuse las razones para, en mi opinión, no dar un salto al vacío en este tema.
¿Cuáles son sus reservas ante la iniciativa de Google?
Bueno, me pongo en guardia contra los entusiasmos desbordados. Los admiradores de Google afirman que todos los libros estarán disponibles en línea. Y eso no es exacto. No es lo que podemos contemplar para Estados Unidos ni, a fortiori, para el resto del mundo. No es viable, concretamente, dado el enorme número de volúmenes dispersos por todas partes. Tampoco es viable desde el punto de vista jurídico. Los derechos de autor literarios, cuyas reglas son muchas veces arcaicas, son un gran obstáculo para la digitalización total. Así que hay límites cuantitativos. Y también cualitativos. Una obra del siglo XVIII, por ejemplo, suele contar con numerosas ediciones, algunas de ellas piratas. Cada edición representa un interés particular, por diversas razones. ¿Cuál de todas va a privilegiar Google? Que yo sepa, la empresa no cuenta con ningún bibliógrafo.
¿Quiere usted decir que la calidad del fondo editorial digitalizado por Google dejará que desear?
Es inevitable. Se cometerán errores en todos los niveles: la elección de los libros, la reproducción de los textos, de las imágenes. ¿Cómo va a operar el control de calidad en decenas de millones de títulos? ¿Y cómo es que el buscador de Google va a determinar el rango, la ordenación con la que se presentarán los libros? También podemos preguntarnos acerca de la duración de los métodos de digitalización que serán utilizados. Los programas y los soportes informáticos caducan con rapidez. ¿Qué medios garantizan la conservación de los archivos? ¿Cuál es, por otra parte, la duración de la empresa misma, de Google? Es algo que hago notar en mi artículo: hemos perdido ya el ochenta por ciento de los filmes mudos y cincuenta por ciento del total de las películas filmadas antes de la Segunda Guerra Mundial. Lo de Google está muy bien, ¡pero las bibliotecas no han dicho su última palabra!
¿No hay una paradoja en ver al libro como una baza del futuro de internet, cuando internet parece alejarnos de los libros?
En este punto creo que también hace falta introducir la mirada de los historiadores, a largo plazo. Internet nos aleja de los libros y, en ese sentido, las nuevas generaciones tienden a pensar que toda la información posible se encuentra en línea y que es globalmente fiable. Sucede incluso con los muy selectos estudiantes que entran a Harvard. De modo que hace falta enseñar el uso crítico de internet. Dicho lo cual, no podemos quedarnos con la idea de que la distorsión de la información, la maleabilidad de los textos y la ambigüedad o el bajo nivel de confiabilidad de las fuentes son fenómenos recientes. Los periódicos siempre han ofrecido solamente ciertas versiones de los hechos reales. Como mencionaba al hablar del siglo XVIII, el libro mismo no era considerado como un objeto estable, digno de confianza. Para dar un ejemplo, la edición más leída de la Enciclopedia de Diderot en el siglo XVIII contenía cientos de páginas que no existían en la edición original. Esas páginas fueron introducidas por un cura para reproducir pasajes de un sermón de su obispo, y así ganarse su aprecio.
En su opinión, la revolución digital sacude pero no trastorna completamente el mundo del libro. ¿Diría lo mismo acerca de los modos de leer? ¿La lectura rápida no acabará por reemplazar a la lectura regular, lenta?
Soy un partidario entusiasta de la lectura lenta. De hecho, soy un lector bastante lento. La lentitud me parece un elemento esencial del placer de la lectura, pues deja lugar a las asociaciones libres, a la imaginación, a los fantasmas productivos. Abre la puerta a nuevas ideas, a la posibilidad de crear nuestras propias relaciones, de alguna manera. Los jóvenes ahora se forman cada vez menos en la lectura lenta, y se inclinan menos por ella. Lo cual no quiere decir que lo digital no es un instrumento fabuloso. Con sólo presionar aparece una nueva pista, instantáneamente. Se pueden grabar cuarenta títulos sobre un soporte tan ligero como un libro de bolsillo. La rapidez de los modos de lectura queda pues compensada por las muchas puertas que podemos abrir. En ese sentido, se está creando una nueva ecología de la escritura.
Traducción de Una Pérez Ruiz© Book
Entrevista realizada por la revista francesa Books (no 1, diciembre 2008-enero 2009).
Fuente: http://www.revistasculturales.com/articulos/91/letras-libres/1056/1/la-biblioteca-google-entrevista-con-robert-darnton.html
Un saludo,
Julián Marquina
Documentalista
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Julián Marquina ArenasDirector RecBib - Recursos Bibliotecarios Ficha EXIT:www.directorioexit.info/consulta.php?directorio=exit&campo=ID&texto=1064Web: www.recbib.es Boletin RecBib: www.recbib.es/boletin-recbib RSS: www.recbib.es/rss-recbib
martes, 28 de abril de 2009
¿Qué se celebra en el día mundial de la propiedad intelectual?
Por Federico Heinz y Beatriz Busaniche
* Especial para lanacion.com
La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) es un organismo de Naciones Unidas, fundado con el deseo de "promover en todo el mundo la protección de la propiedad intelectual a fin de estimular la actividad creadora". Ejerce esta función administrando una veintena de tratados internacionales que comprometen a los países miembros a otorgar, por ley, monopolios limitados sobre bienes intangibles como las marcas, las invenciones, las obras artísticas y otros. El 26 de abril de cada año, OMPI invita a sus miembros a celebrar el Día de la Propiedad Intelectual, alentando a reflexionar sobre los beneficios de respetar estos monopolios sin los cuales, nos advierten, no serían posibles la obras artísticas ni el progreso tecnológico.
Varias organizaciones en todo el mundo acompañan a OMPI en este mensaje. Cada vez que nos tiene acorralados en un cine, la industria cinematográfica de los Estados Unidos pretende convencernos de que bajar películas de Internet es de alguna manera parecido a robar una cartera. Por su parte, las discográficas acuden a métodos más contundentes, organizando redadas virtuales para identificar y demandar a personas que comparten música por Internet. En Europa, el lobby de las gestoras colectivas de derecho de autor logró que se prohíba el préstamo gratuito de libros en bibliotecas. En la Argentina, las vernáculas SADAIC, CAPIF y ARGENTORES buscan maneras de emular a sus hermanas del primer mundo.
¿Por qué un Día de la Propiedad Intelectual?
OMPI demoró más de treinta años en sentir la necesidad de un Día de la Propiedad Intelectual. Durante todo ese tiempo, el público en general pudo ser felizmente ignorante de sus tratados: era muy raro que un individuo se tropezara con alguno de sus monopolios, porque éstos actuaban esencialmente como mecanismos de regulación industrial. Los juicios por violación de copyright tenían lugar entre editoriales o discográficas, que eran las que podían acceder a la costosa infraestructura necesaria para copiar y distribuir obras, y los procesos por violación de patentes se daban sólo entre complejos industriales.
Para el 2000, sin embargo, un número creciente de personas ignoraba deliberadamente el monopolio de copia o copyright. Personas honestas que, como bien diagnostica Hollywood, jamás robarían una cartera, compartían música y películas sin el menor remordimiento. La razón de este cambio es evidente: pasamos de un contexto en el que la producción y distribución de obras sólo era posible dentro de un marco industrial, a uno en el que la humanidad está empeñada en construir la máquina de copiar más portentosa de la historia, una copiadora universal de escala planetaria que ya está al alcance de millones de personas: Internet.
En realidad, el fenómeno de la distribución de copias a través de Internet apenas es el síntoma más visible de que el edificio construido por OMPI está colapsando bajo su propio peso. No sólo se trata de gente haciendo cosas que antes no hacía: OMPI está empeñada en ampliar la cantidad y los alcances de los monopolios, de modo que muchas cosas que siempre hicimos se volvieron ilegales de la noche a la mañana. En algunos países, disciplinas tradicionalmente libres de patentes, tales como la genética, los modelos de negocios, los algoritmos de computadoras y la agricultura están hoy loteadas en parcelas monopólicas defendidas agresivamente por sus "propietarios". Actividades como sembrar ciertas semillas, usar ciertos algoritmos, prestar libros o compartir una canción, aparecen hoy bajo el rótulo de "delitos".
Aceptar la invitación de OMPI a reflexionar sobre el impacto de la "propiedad intelectual" en nuestra vida cotidiana requiere que contemos muchas historias. Historias muy diferentes que dan cuenta de una etapa en la que se disputa algo muy importante: el futuro del conocimiento en el siglo XXI.
La Naturaleza como infractora de patentes:
Comencemos por la la historia de Percy Schmeiser , un campesino canadiense especializado en el cultivo de canola, una oleaginosa originaria de su país. Durante 40 años, Percy ha guardado parte de la cosecha de un año para sembrarla al año siguiente, tal como vienen haciéndolo incontables campesinos desde la prehistoria, tal como lo hacen hoy 1400 millones de ellos en todo el planeta. Un día, algunos ejecutivos de Monsanto (no sabemos sus nombres) detectaron que en el campo de Percy crecían plantas que tenían el gen "roundup-ready", del que Monsanto ostenta la patente y, por lo tanto, el monopolio mundial de producción. Percy no había comprado semillas a Monsanto: la naturaleza, ignorante como es del derecho de patentes, se había encargado de que las plantas de Percy se contaminara con los genes patentados de las que crecían en un campo cercano, propiedad de Monsanto.
No hay nada más aberrante para un monopolio que la competencia, de modo que la próxima acción de los ejecutivos de Monsanto debe haberles parecido perfectamente lógica: exigir a Percy que destruya su cosecha, y los indemnice por violación de patente. No sería inusual la historia hasta aquí: al fin y al cabo, el mundo está lleno de demandas judiciales absurdas. Lo increíble del caso es que Percy fue declarado culpable, y sólo pudo evitar una multa de 400.000 dólares luego de llevar el caso hasta la Corte Suprema, que lo eximió de ella, pero no alteró el veredicto.
El precio de la vida:
Otra historia interesante con actores anónimos es la de los funcionarios de salud de la India (un país en el que el 86% de la población vive con menos de 2 dólares al día) que decidieron autorizar la producción de Glivec para tratar a más de 20.000 indios enfermos de cáncer, a un costo aproximado de 150 euros por mes por paciente. Nuevamente esta historia se cruza con la de una empresa, esta vez de la suiza Novartis, que ostenta una patente sobre el medicamento y lo vende a unos 2.000 euros mensuales: sus ejecutivos decidieron enfrentar legalmente al gobierno de la India para impedir la comercialización del genérico.
Como es común en el teatro del absurdo, ésta es una historia de actos repetidos, ya que lo mismo pasó cuando los gobiernos de Tailandia y Brasil decidieron licenciar compulsivamente las patentes de la empresa Merck sobre el retroviral Efavirenz para enfrentar la emergencia nacional del VIH. Estas licencias compulsivas están previstas en los tratados de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y en la Declaración de Doha sobre Propiedad Intelectual y Salud Pública, lo que no disuadió a Merck de denunciar la "expropiación de sus derechos de propiedad intelectual".
La biblioteca: redil de piratas:
Desde el Imperio Romano, el rol de las bibliotecas públicas ha sido el de coleccionar y catalogar libros para ponerlos a disposición del público en general. Sin embargo, las editoriales europeas han decidido extender el derecho de autor por su propia mano, agregando al familiar "prohibida su reproducción total o parcial" una nueva cláusula: "prohibido el préstamo público". La lógica esgrimida es que, si bien la biblioteca pagó por el libro, la editorial pierde una venta por cada vez que el libro es prestado, y las editoriales no están satisfechas con cobrar por cada libro: quieren cobrar por cada lector . Esta es una historia protagonizada también por contadores de historias, como Almudenas Grandes, José Saramago y muchos otros, quienes han salido a abrazar bibliotecas públicas para defender su rol social y su contribución a la difusión de la cultura.
Esta historia nos remite a la más reciente visita que la policía realizó al domicilio del Profesor de Filosofía de la Universidad de Lanús, Horacio Potel. "Usted sabrá en qué anda, profesor" le dijo el oficial, tras corroborar el domicilio del docente acusado penalmente por violación de derechos de autor por la Cámara Argentina del Libro. El objeto de la discordia es un trabajo que Potel viene realizando sin fines de lucro desde hace casi diez años: publicar en la red una colección de obras, traducciones, entrevistas y fotografías de Nietzsche, Heidegger y Derrida, colaborando así de manera importante a la difusión de estos filósofos en el mundo hispanoparlante. Muchos de los materiales que Potel reproduce y pone al alcance de cientos de miles de personas son prácticamente imposibles de conseguir en América latina, un mercado que la editora francesa que detenta los derechos no considera comercialmente atractivo.
El techo de cristal de la fama:
No podemos olvidarnos de la historia de músicos como León Gieco, quien vive decentemente de las regalías de sus grabaciones fonográficas y sólo le pide a Dios que la gente no copie sus canciones sin pagarlas. León es uno de los músicos famosos que dicen, junto con CAPIF, que con cada canción que se copia desaparece un músico e impulsa medidas tales como el "Canon Digital" en la Argentina. Del otro lado del Atlántico, Ignacio Escolar es miembro de una banda cuyo primer álbum vendió más de 10.000 copias. Aunque esta cifra lo coloca en el 0,7% de los músicos más exitosos de su país, Ignacio estima su ganancia en concepto de derechos de autor, luego de tres años, en 2.800 dólares. Su caso plantea preguntas importantes: ¿a cuántas personas más hubiera llegado con su música si, en vez de venderla por dinero que se llevó la discográfica, la hubiera regalado? ¿hubieran estado más llenos sus conciertos en vivo, que son los que le dan de comer? ¿qué pasa con la música de más del 99% de los músicos de su país, que no llegan a ganar ni siquiera lo que él a través de derechos de autor? Un poco más al norte, la banda inglesa Radiohead decidió publicar su álbum "In Rainbows" en Internet, a cambio de una donación voluntaria. Si bien se rumorea que la donación promedio fue mucho menos que el precio de un CD, y que muchos no pagaron nada, todo indica que el grupo ganó con este álbum mucho más dinero que con cualquiera de los anteriores.
Por cierto, está bastante bien documentado por investigadores independientes que el intercambio de archivos no sólo no perjudica la cultura, sino que crea riqueza , tal como lo expuso un informe encargado por el gobierno de Holanda y publicado en enero de este año.
Marche preso por querer usar lo que es suyo:
Muchos ciudadanos de EEUU suman años de cárcel a una potencial condena cada vez que compran un DVD en Hong Kong o en Europa. Los DVDs son originales, y tanto las computadoras como los reproductores de DVD cuestan dólares bien concretos. El problema es que los DVDs son "región 3", o "región 2", mientras que tanto las computadoras como los reproductores que se venden en EEUU son "región 1". En otras palabras, son deliberadamente incompatibles. Por cierto, el cifrado regional de los DVDs ya fue quebrado hace años, de modo que hay programas que resuelven esta incompatibilidad, y mucha gente los usa, pero eso no quita que la ley de los Estados Unidos impone, a través de la Digital Millenium Copyright Act (DMCA), una sanción penal a la distribución y uso de tales programas.
A esta altura, usted estará pensando que la existencia de leyes de este tipo es ridícula y que de existir, seguramente no se aplican. El problema de leyes injustas que penalizan a toda la población sin distinción, es justamente ese: cuando se quieren aplicar, se aplican a discreción. Tal es el caso del Profesor Ed Felten, de la Universidad de Princeton, quien recibió una intimación por violación de la ley de Copyright cuando intentaba realizar una auditoría independiente sobre las urnas electrónicas usadas en las primarias de ese estado en febrero de 2008.
Patentando el sol y las estrellas:
Marilynne Eichinger, presidente del Museo de Ciencia e Industria de Oregon, pensó que sería útil ofrecer los juguetes didácticos del museo a través de Internet. La idea había sido bien recibida por el público cuando llegó una carta de SBC Intellectual Property, exigiéndole pago de regalías por el uso de dos de sus patentes. Estas patentes cubrían cierta manera de estructurar sitios web, que consiste en poner una serie de botones en la parte superior de la página, cada uno de los cuales lleva a una parte distinta del sitio (si la descripción suena complicada, el lector puede observar la parte superior de esta misma página web para entender de lo que hablamos). Por increíble que parezca, esta patente le otorga a SBC el monopolio sobre la operación de sitios estructurados de esa manera en EEUU. Marilynne pudo evitar este chantaje cambiando ligeramente el diseño del sitio, pero en un país en el que está patentado "vender por Internet", es sólo cuestión de tiempo hasta que aparezca el próximo.
¿De qué sirve el progreso si no podemos usarlo?
Estas historias son apenas vistazos parciales de una reyerta planetaria en la que muchos de los mismos músicos que no quieren que se copie su música por Internet no pueden resistir la tentación de bajar la de otros, las editoriales y discográficas utilizan el derecho de autor en contra de los mismos autores y demandan judicialmente a sus propios clientes, los campesinos son obligados a destruir sus cosechas por criar plantas sin permiso, los Estados intentan frenar el abuso de un poder monopólico que ellos mismos garantizan, las oficinas de patentes descubren que otorgar patentes a cualquier cosa es una manera sencilla de ganar dinero, los juzgados están atiborrados de juicios por violación de patentes en áreas de la tecnología que no alcanzan a comprender, y hay personas que disputan (¡y pierden!) los derechos sobre células extraídas de su propio cuerpo ante corporaciones que las patentaron.
Todo esto en virtud del pensamiento mercantilista, que afirma que sin el monopolio como incentivo nadie crearía nada, mientras que artistas e inventores sacuden la cabeza pensando "eso es algo que sólo puede pensar alguien que nunca creó nada".
La "propiedad intelectual" es un collage de regímenes legales muy disímiles, de modo que es difícil decir algo de ella que sea cierto para todos ellos. Sin embargo, hay una sentencia que cumple con el requisito: los regímenes de "propiedad intelectual" se han salido de madre, al punto que en ocasiones conspiran contra el florecimiento de la creatividad y el bien común que supuestamente deben fomentar. Hoy, en su día, invitamos a la sociedad a pensar si estos monopolios sobre el conocimiento que nos hemos dado cumplen realmente con su fin social, o si llegó la hora de barajar y dar de nuevo.
* Los autores son presidente
y secretaria respectivamente de la
Fundación Vía Libre, una organización civil acreditada como
Observadora ante la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual.
* Especial para lanacion.com
La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) es un organismo de Naciones Unidas, fundado con el deseo de "promover en todo el mundo la protección de la propiedad intelectual a fin de estimular la actividad creadora". Ejerce esta función administrando una veintena de tratados internacionales que comprometen a los países miembros a otorgar, por ley, monopolios limitados sobre bienes intangibles como las marcas, las invenciones, las obras artísticas y otros. El 26 de abril de cada año, OMPI invita a sus miembros a celebrar el Día de la Propiedad Intelectual, alentando a reflexionar sobre los beneficios de respetar estos monopolios sin los cuales, nos advierten, no serían posibles la obras artísticas ni el progreso tecnológico.
Varias organizaciones en todo el mundo acompañan a OMPI en este mensaje. Cada vez que nos tiene acorralados en un cine, la industria cinematográfica de los Estados Unidos pretende convencernos de que bajar películas de Internet es de alguna manera parecido a robar una cartera. Por su parte, las discográficas acuden a métodos más contundentes, organizando redadas virtuales para identificar y demandar a personas que comparten música por Internet. En Europa, el lobby de las gestoras colectivas de derecho de autor logró que se prohíba el préstamo gratuito de libros en bibliotecas. En la Argentina, las vernáculas SADAIC, CAPIF y ARGENTORES buscan maneras de emular a sus hermanas del primer mundo.
¿Por qué un Día de la Propiedad Intelectual?
OMPI demoró más de treinta años en sentir la necesidad de un Día de la Propiedad Intelectual. Durante todo ese tiempo, el público en general pudo ser felizmente ignorante de sus tratados: era muy raro que un individuo se tropezara con alguno de sus monopolios, porque éstos actuaban esencialmente como mecanismos de regulación industrial. Los juicios por violación de copyright tenían lugar entre editoriales o discográficas, que eran las que podían acceder a la costosa infraestructura necesaria para copiar y distribuir obras, y los procesos por violación de patentes se daban sólo entre complejos industriales.
Para el 2000, sin embargo, un número creciente de personas ignoraba deliberadamente el monopolio de copia o copyright. Personas honestas que, como bien diagnostica Hollywood, jamás robarían una cartera, compartían música y películas sin el menor remordimiento. La razón de este cambio es evidente: pasamos de un contexto en el que la producción y distribución de obras sólo era posible dentro de un marco industrial, a uno en el que la humanidad está empeñada en construir la máquina de copiar más portentosa de la historia, una copiadora universal de escala planetaria que ya está al alcance de millones de personas: Internet.
En realidad, el fenómeno de la distribución de copias a través de Internet apenas es el síntoma más visible de que el edificio construido por OMPI está colapsando bajo su propio peso. No sólo se trata de gente haciendo cosas que antes no hacía: OMPI está empeñada en ampliar la cantidad y los alcances de los monopolios, de modo que muchas cosas que siempre hicimos se volvieron ilegales de la noche a la mañana. En algunos países, disciplinas tradicionalmente libres de patentes, tales como la genética, los modelos de negocios, los algoritmos de computadoras y la agricultura están hoy loteadas en parcelas monopólicas defendidas agresivamente por sus "propietarios". Actividades como sembrar ciertas semillas, usar ciertos algoritmos, prestar libros o compartir una canción, aparecen hoy bajo el rótulo de "delitos".
Aceptar la invitación de OMPI a reflexionar sobre el impacto de la "propiedad intelectual" en nuestra vida cotidiana requiere que contemos muchas historias. Historias muy diferentes que dan cuenta de una etapa en la que se disputa algo muy importante: el futuro del conocimiento en el siglo XXI.
La Naturaleza como infractora de patentes:
Comencemos por la la historia de Percy Schmeiser , un campesino canadiense especializado en el cultivo de canola, una oleaginosa originaria de su país. Durante 40 años, Percy ha guardado parte de la cosecha de un año para sembrarla al año siguiente, tal como vienen haciéndolo incontables campesinos desde la prehistoria, tal como lo hacen hoy 1400 millones de ellos en todo el planeta. Un día, algunos ejecutivos de Monsanto (no sabemos sus nombres) detectaron que en el campo de Percy crecían plantas que tenían el gen "roundup-ready", del que Monsanto ostenta la patente y, por lo tanto, el monopolio mundial de producción. Percy no había comprado semillas a Monsanto: la naturaleza, ignorante como es del derecho de patentes, se había encargado de que las plantas de Percy se contaminara con los genes patentados de las que crecían en un campo cercano, propiedad de Monsanto.
No hay nada más aberrante para un monopolio que la competencia, de modo que la próxima acción de los ejecutivos de Monsanto debe haberles parecido perfectamente lógica: exigir a Percy que destruya su cosecha, y los indemnice por violación de patente. No sería inusual la historia hasta aquí: al fin y al cabo, el mundo está lleno de demandas judiciales absurdas. Lo increíble del caso es que Percy fue declarado culpable, y sólo pudo evitar una multa de 400.000 dólares luego de llevar el caso hasta la Corte Suprema, que lo eximió de ella, pero no alteró el veredicto.
El precio de la vida:
Otra historia interesante con actores anónimos es la de los funcionarios de salud de la India (un país en el que el 86% de la población vive con menos de 2 dólares al día) que decidieron autorizar la producción de Glivec para tratar a más de 20.000 indios enfermos de cáncer, a un costo aproximado de 150 euros por mes por paciente. Nuevamente esta historia se cruza con la de una empresa, esta vez de la suiza Novartis, que ostenta una patente sobre el medicamento y lo vende a unos 2.000 euros mensuales: sus ejecutivos decidieron enfrentar legalmente al gobierno de la India para impedir la comercialización del genérico.
Como es común en el teatro del absurdo, ésta es una historia de actos repetidos, ya que lo mismo pasó cuando los gobiernos de Tailandia y Brasil decidieron licenciar compulsivamente las patentes de la empresa Merck sobre el retroviral Efavirenz para enfrentar la emergencia nacional del VIH. Estas licencias compulsivas están previstas en los tratados de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y en la Declaración de Doha sobre Propiedad Intelectual y Salud Pública, lo que no disuadió a Merck de denunciar la "expropiación de sus derechos de propiedad intelectual".
La biblioteca: redil de piratas:
Desde el Imperio Romano, el rol de las bibliotecas públicas ha sido el de coleccionar y catalogar libros para ponerlos a disposición del público en general. Sin embargo, las editoriales europeas han decidido extender el derecho de autor por su propia mano, agregando al familiar "prohibida su reproducción total o parcial" una nueva cláusula: "prohibido el préstamo público". La lógica esgrimida es que, si bien la biblioteca pagó por el libro, la editorial pierde una venta por cada vez que el libro es prestado, y las editoriales no están satisfechas con cobrar por cada libro: quieren cobrar por cada lector . Esta es una historia protagonizada también por contadores de historias, como Almudenas Grandes, José Saramago y muchos otros, quienes han salido a abrazar bibliotecas públicas para defender su rol social y su contribución a la difusión de la cultura.
Esta historia nos remite a la más reciente visita que la policía realizó al domicilio del Profesor de Filosofía de la Universidad de Lanús, Horacio Potel. "Usted sabrá en qué anda, profesor" le dijo el oficial, tras corroborar el domicilio del docente acusado penalmente por violación de derechos de autor por la Cámara Argentina del Libro. El objeto de la discordia es un trabajo que Potel viene realizando sin fines de lucro desde hace casi diez años: publicar en la red una colección de obras, traducciones, entrevistas y fotografías de Nietzsche, Heidegger y Derrida, colaborando así de manera importante a la difusión de estos filósofos en el mundo hispanoparlante. Muchos de los materiales que Potel reproduce y pone al alcance de cientos de miles de personas son prácticamente imposibles de conseguir en América latina, un mercado que la editora francesa que detenta los derechos no considera comercialmente atractivo.
El techo de cristal de la fama:
No podemos olvidarnos de la historia de músicos como León Gieco, quien vive decentemente de las regalías de sus grabaciones fonográficas y sólo le pide a Dios que la gente no copie sus canciones sin pagarlas. León es uno de los músicos famosos que dicen, junto con CAPIF, que con cada canción que se copia desaparece un músico e impulsa medidas tales como el "Canon Digital" en la Argentina. Del otro lado del Atlántico, Ignacio Escolar es miembro de una banda cuyo primer álbum vendió más de 10.000 copias. Aunque esta cifra lo coloca en el 0,7% de los músicos más exitosos de su país, Ignacio estima su ganancia en concepto de derechos de autor, luego de tres años, en 2.800 dólares. Su caso plantea preguntas importantes: ¿a cuántas personas más hubiera llegado con su música si, en vez de venderla por dinero que se llevó la discográfica, la hubiera regalado? ¿hubieran estado más llenos sus conciertos en vivo, que son los que le dan de comer? ¿qué pasa con la música de más del 99% de los músicos de su país, que no llegan a ganar ni siquiera lo que él a través de derechos de autor? Un poco más al norte, la banda inglesa Radiohead decidió publicar su álbum "In Rainbows" en Internet, a cambio de una donación voluntaria. Si bien se rumorea que la donación promedio fue mucho menos que el precio de un CD, y que muchos no pagaron nada, todo indica que el grupo ganó con este álbum mucho más dinero que con cualquiera de los anteriores.
Por cierto, está bastante bien documentado por investigadores independientes que el intercambio de archivos no sólo no perjudica la cultura, sino que crea riqueza , tal como lo expuso un informe encargado por el gobierno de Holanda y publicado en enero de este año.
Marche preso por querer usar lo que es suyo:
Muchos ciudadanos de EEUU suman años de cárcel a una potencial condena cada vez que compran un DVD en Hong Kong o en Europa. Los DVDs son originales, y tanto las computadoras como los reproductores de DVD cuestan dólares bien concretos. El problema es que los DVDs son "región 3", o "región 2", mientras que tanto las computadoras como los reproductores que se venden en EEUU son "región 1". En otras palabras, son deliberadamente incompatibles. Por cierto, el cifrado regional de los DVDs ya fue quebrado hace años, de modo que hay programas que resuelven esta incompatibilidad, y mucha gente los usa, pero eso no quita que la ley de los Estados Unidos impone, a través de la Digital Millenium Copyright Act (DMCA), una sanción penal a la distribución y uso de tales programas.
A esta altura, usted estará pensando que la existencia de leyes de este tipo es ridícula y que de existir, seguramente no se aplican. El problema de leyes injustas que penalizan a toda la población sin distinción, es justamente ese: cuando se quieren aplicar, se aplican a discreción. Tal es el caso del Profesor Ed Felten, de la Universidad de Princeton, quien recibió una intimación por violación de la ley de Copyright cuando intentaba realizar una auditoría independiente sobre las urnas electrónicas usadas en las primarias de ese estado en febrero de 2008.
Patentando el sol y las estrellas:
Marilynne Eichinger, presidente del Museo de Ciencia e Industria de Oregon, pensó que sería útil ofrecer los juguetes didácticos del museo a través de Internet. La idea había sido bien recibida por el público cuando llegó una carta de SBC Intellectual Property, exigiéndole pago de regalías por el uso de dos de sus patentes. Estas patentes cubrían cierta manera de estructurar sitios web, que consiste en poner una serie de botones en la parte superior de la página, cada uno de los cuales lleva a una parte distinta del sitio (si la descripción suena complicada, el lector puede observar la parte superior de esta misma página web para entender de lo que hablamos). Por increíble que parezca, esta patente le otorga a SBC el monopolio sobre la operación de sitios estructurados de esa manera en EEUU. Marilynne pudo evitar este chantaje cambiando ligeramente el diseño del sitio, pero en un país en el que está patentado "vender por Internet", es sólo cuestión de tiempo hasta que aparezca el próximo.
¿De qué sirve el progreso si no podemos usarlo?
Estas historias son apenas vistazos parciales de una reyerta planetaria en la que muchos de los mismos músicos que no quieren que se copie su música por Internet no pueden resistir la tentación de bajar la de otros, las editoriales y discográficas utilizan el derecho de autor en contra de los mismos autores y demandan judicialmente a sus propios clientes, los campesinos son obligados a destruir sus cosechas por criar plantas sin permiso, los Estados intentan frenar el abuso de un poder monopólico que ellos mismos garantizan, las oficinas de patentes descubren que otorgar patentes a cualquier cosa es una manera sencilla de ganar dinero, los juzgados están atiborrados de juicios por violación de patentes en áreas de la tecnología que no alcanzan a comprender, y hay personas que disputan (¡y pierden!) los derechos sobre células extraídas de su propio cuerpo ante corporaciones que las patentaron.
Todo esto en virtud del pensamiento mercantilista, que afirma que sin el monopolio como incentivo nadie crearía nada, mientras que artistas e inventores sacuden la cabeza pensando "eso es algo que sólo puede pensar alguien que nunca creó nada".
La "propiedad intelectual" es un collage de regímenes legales muy disímiles, de modo que es difícil decir algo de ella que sea cierto para todos ellos. Sin embargo, hay una sentencia que cumple con el requisito: los regímenes de "propiedad intelectual" se han salido de madre, al punto que en ocasiones conspiran contra el florecimiento de la creatividad y el bien común que supuestamente deben fomentar. Hoy, en su día, invitamos a la sociedad a pensar si estos monopolios sobre el conocimiento que nos hemos dado cumplen realmente con su fin social, o si llegó la hora de barajar y dar de nuevo.
* Los autores son presidente
y secretaria respectivamente de la
Fundación Vía Libre, una organización civil acreditada como
Observadora ante la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual.
miércoles, 22 de abril de 2009
Biblioteca Digital Mundial
Por Angela Charlton / Prensa Asociada
Varias bibliotecas estadounidenses y la Unesco pusieron en línea algunos de los documentos escritos más antiguos de la humanidad.
Varias bibliotecas estadounidenses y la Unesco pusieron en línea algunos de los documentos escritos más antiguos de la humanidad.
El público disfruta de una exhibición que demuestra cómo funciona el portal.
París - Varias bibliotecas estadounidenses y la Unesco pusieron en línea algunos de los documentos escritos más antiguos de la humanidad, desde la primera novela latinoamericana y oráculos chinos hasta el primer mapa europeo del Nuevo Mundo.
El bibliotecario del Congreso de Estados Unidos, James Billington, dijo que la idea que impulsa la Biblioteca Digital Mundial no es competir con Google o Wikipedia, sino concitar el interés de los lectores jóvenes y moverlos a leer libros.
Un cibersitio en siete idiomas -inglés, español, portugués, francés, ruso, árabe y chino- conduce a los lectores a través de hallazgos singulares de más de una decena de países.
Entre ellos se encuentra un mapa del Nuevo Mundo de 1562, el único ejemplar conocido del primer libro publicado en las Filipinas en español y tagalo, un manuscrito serbio del siglo XI y oráculos adivinatorios chinos, trozos de huesos o un caparazón de tortuga con inscripciones que están entre las primeras muestras conocidas de la escritura china.
También tiene fotografías, películas y grabaciones antiguas.
Por ahora, las investigaciones en el cibersitio producen unos pocos centenares de rubros en cada categoría, pero Billington anticipa que el proyecto se expandirá a medida que otras bibliotecas nacionales se sumen a las 32 bibliotecas e instituciones de investigación ya involucradas.
Insiste en que la idea es calidad y no cantidad. “No es sólo una biblioteca en línea”, aseguró. “Estas piezas son únicas, o sólo disponibles en unos pocos sitios. No se consiguen en otros lados”.
La página web permite ver las obras originales página por página, escaneadas por las bibliotecas nacionales que participaron en el proyecto, a menudo con una narración multilingüe por parte de los curadores.
Vincula entre sí las piezas de un mismo tema en diferentes países, en una especie de retrospectiva en línea. “Une la tradición cultural dispersa por el mundo”, afirmó Billington.
El cibersitio está dirigido a investigadores, profesores y alumnos en todo el mundo.
Aunque sus ofrecimientos son escasos por ahora, Billington lo considera un punto de partida, “una puerta de entrada al aprendizaje para quienes viven en un mundo audiovisual”.
Otros portales de investigación:
http://www.wdl.org/en
http://www.si.edu/
http://www.bl.uk/onlinegallery/ttp/ttpbooks.html
http://www.metmuseum.org/toah/
http://digitalgallery.nypl.org/nypldigital/index.cfm
http://beinecke.library.yale.edu/digitallibrary/
http://www.lacasadellibro.org/
París - Varias bibliotecas estadounidenses y la Unesco pusieron en línea algunos de los documentos escritos más antiguos de la humanidad, desde la primera novela latinoamericana y oráculos chinos hasta el primer mapa europeo del Nuevo Mundo.
El bibliotecario del Congreso de Estados Unidos, James Billington, dijo que la idea que impulsa la Biblioteca Digital Mundial no es competir con Google o Wikipedia, sino concitar el interés de los lectores jóvenes y moverlos a leer libros.
Un cibersitio en siete idiomas -inglés, español, portugués, francés, ruso, árabe y chino- conduce a los lectores a través de hallazgos singulares de más de una decena de países.
Entre ellos se encuentra un mapa del Nuevo Mundo de 1562, el único ejemplar conocido del primer libro publicado en las Filipinas en español y tagalo, un manuscrito serbio del siglo XI y oráculos adivinatorios chinos, trozos de huesos o un caparazón de tortuga con inscripciones que están entre las primeras muestras conocidas de la escritura china.
También tiene fotografías, películas y grabaciones antiguas.
Por ahora, las investigaciones en el cibersitio producen unos pocos centenares de rubros en cada categoría, pero Billington anticipa que el proyecto se expandirá a medida que otras bibliotecas nacionales se sumen a las 32 bibliotecas e instituciones de investigación ya involucradas.
Insiste en que la idea es calidad y no cantidad. “No es sólo una biblioteca en línea”, aseguró. “Estas piezas son únicas, o sólo disponibles en unos pocos sitios. No se consiguen en otros lados”.
La página web permite ver las obras originales página por página, escaneadas por las bibliotecas nacionales que participaron en el proyecto, a menudo con una narración multilingüe por parte de los curadores.
Vincula entre sí las piezas de un mismo tema en diferentes países, en una especie de retrospectiva en línea. “Une la tradición cultural dispersa por el mundo”, afirmó Billington.
El cibersitio está dirigido a investigadores, profesores y alumnos en todo el mundo.
Aunque sus ofrecimientos son escasos por ahora, Billington lo considera un punto de partida, “una puerta de entrada al aprendizaje para quienes viven en un mundo audiovisual”.
Otros portales de investigación:
http://www.wdl.org/en
http://www.si.edu/
http://www.bl.uk/onlinegallery/ttp/ttpbooks.html
http://www.metmuseum.org/toah/
http://digitalgallery.nypl.org/nypldigital/index.cfm
http://beinecke.library.yale.edu/digitallibrary/
http://www.lacasadellibro.org/
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UNESCO-BIBLIOTECA DIGITAL
martes, 21 de abril de 2009
Lanza hoy la Unesco la Biblioteca Digital Mundial
Luisa Corradini
Reúne mapas, textos, fotos, grabaciones y películas de todos los tiempos.
Por primera vez en la historia, la Unesco pondrá hoy en línea una Biblioteca Digital Mundial (BDM), de acceso gratuito, para mostrar y explicar en siete idiomas las joyas y reliquias culturales de todas las bibliotecas del planeta.
"Es la primera iniciativa de envergadura mundial y tiene, sobre todo, carácter patrimonial", anticipó ayer a LA NACION Abdelaziz Abid, coordinador del proyecto impulsado por la Unesco y otras 32 instituciones.
El funcionario tunecino explicó que la BDM no ofrecerá documentos corrientes, sino "con valor de patrimonio, que permitirán apreciar y conocer mejor las culturas del mundo en idiomas diferentes: árabe, chino, inglés, francés, ruso, español y portugués. Pero hay documentos en línea en más de 50 idiomas".
Tercera biblioteca digital en importancia -después de Google Book Search y el nuevo proyecto europeo, Europeana-, la BDM reunirá material universal invalorable: desde antiguos documentos de caligrafía antigua persa y china hasta los primeros mapas del Nuevo Mundo, pasando por pinturas rupestres africanas que datan de 8000 años a.C.
"Entre los documentos más antiguos hay algunos códices precolombinos, gracias a la contribución de México, y los primeros mapas de América, dibujados por Diego Gutiérrez para el rey de España en 1562", explicó Abid.
Los tesoros incluyen el Hyakumanto darani , un documento en japonés publicado en 764 y considerado el primer texto impreso de la historia; un relato de los aztecas que constituye la primera mención del niño Jesús en el Nuevo Mundo; trabajos de científicos árabes desvelando el misterio del álgebra; huesos utilizados como oráculos y estelas chinas; la Biblia de Gutenberg; antiguas fotos latinoamericanas de la Biblioteca Nacional de Brasil y la célebre Biblia del Diablo, del siglo XIII, de la Biblioteca Nacional de Suecia. Fácil de navegar
Cada joya de la cultura universal aparece acompañada de una breve explicación de su contenido y su significado. Los documentos fueron escaneados e incorporados en su idioma original, pero las explicaciones aparecen en siete lenguas.
La biblioteca comienza con unos 1200 documentos, pero ha sido pensada para recibir un número ilimitado de textos, grabados, mapas, fotografías e ilustraciones.
La idea fue concebida en 2005 por James H. Billington, director de la Biblioteca del Congreso de EE.UU.
El objetivo principal de la BDM son los jóvenes. La Unesco siempre consideró a las bibliotecas la continuación de la escuela. "La escuela prepara a la gente para ir a las bibliotecas, y hoy las bibliotecas se vuelven digitales", resumió Abid.
El proyecto fue desarrollado por un equipo de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, con la asistencia técnica de la Biblioteca de Alejandría y la Unesco, que movilizó a sus miembros para entregar contenidos de su patrimonio cultural.
Bibliotecas e instituciones culturales de Brasil, Egipto, China, Francia, Irak, Israel, Japón, Malí, México, Marruecos, Holanda, Qatar, Rusia, Arabia Saudita, Serbia, Eslovaquia, Africa del Sur, Suecia, Uganda, Gran Bretaña y Estados Unidos aportaron contenidos y experiencia. La Unesco confía en firmar contratos de colaboración con unos 60 países más antes de fin de año.
"Los países emergentes quieren ver cómo funciona esto para crear luego bibliotecas digitales nacionales", destacó Abid. En esos casos, la Unesco "proporcionará ayuda a sus miembros que no tengan medios técnicos o financieros para digitalizar sus fondos", precisó.
El desarrollo de la BDM costó más de 10 millones de dólares, que fueron financiados por donantes privados. Entre otros, Google, Microsoft, la Fundación Qatar, la Universidad Rey Abdullah de Arabia Saudita y la Corporación Carnegie de Nueva York. Según los expertos, será necesario más dinero a medida que la BDM aumente su caudal de documentos e incluya en esta maravillosa aventura a los países más pobres.
Cómo se accede al sitio global
PARIS.? Aunque será presentado oficialmente hoy en la sede de la Unesco, en esta ciudad, la Biblioteca Digital Mundial ya está disponible en Internet, a través del sitio http://www.wdl.org/ . El acceso es gratuito y los usuarios pueden ingresar directamente por la Web, sin necesidad de registrarse.
"Es la primera iniciativa de envergadura mundial y tiene, sobre todo, carácter patrimonial", anticipó ayer a LA NACION Abdelaziz Abid, coordinador del proyecto impulsado por la Unesco y otras 32 instituciones.
El funcionario tunecino explicó que la BDM no ofrecerá documentos corrientes, sino "con valor de patrimonio, que permitirán apreciar y conocer mejor las culturas del mundo en idiomas diferentes: árabe, chino, inglés, francés, ruso, español y portugués. Pero hay documentos en línea en más de 50 idiomas".
Tercera biblioteca digital en importancia -después de Google Book Search y el nuevo proyecto europeo, Europeana-, la BDM reunirá material universal invalorable: desde antiguos documentos de caligrafía antigua persa y china hasta los primeros mapas del Nuevo Mundo, pasando por pinturas rupestres africanas que datan de 8000 años a.C.
"Entre los documentos más antiguos hay algunos códices precolombinos, gracias a la contribución de México, y los primeros mapas de América, dibujados por Diego Gutiérrez para el rey de España en 1562", explicó Abid.
Los tesoros incluyen el Hyakumanto darani , un documento en japonés publicado en 764 y considerado el primer texto impreso de la historia; un relato de los aztecas que constituye la primera mención del niño Jesús en el Nuevo Mundo; trabajos de científicos árabes desvelando el misterio del álgebra; huesos utilizados como oráculos y estelas chinas; la Biblia de Gutenberg; antiguas fotos latinoamericanas de la Biblioteca Nacional de Brasil y la célebre Biblia del Diablo, del siglo XIII, de la Biblioteca Nacional de Suecia. Fácil de navegar
Cada joya de la cultura universal aparece acompañada de una breve explicación de su contenido y su significado. Los documentos fueron escaneados e incorporados en su idioma original, pero las explicaciones aparecen en siete lenguas.
La biblioteca comienza con unos 1200 documentos, pero ha sido pensada para recibir un número ilimitado de textos, grabados, mapas, fotografías e ilustraciones.
La idea fue concebida en 2005 por James H. Billington, director de la Biblioteca del Congreso de EE.UU.
El objetivo principal de la BDM son los jóvenes. La Unesco siempre consideró a las bibliotecas la continuación de la escuela. "La escuela prepara a la gente para ir a las bibliotecas, y hoy las bibliotecas se vuelven digitales", resumió Abid.
El proyecto fue desarrollado por un equipo de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, con la asistencia técnica de la Biblioteca de Alejandría y la Unesco, que movilizó a sus miembros para entregar contenidos de su patrimonio cultural.
Bibliotecas e instituciones culturales de Brasil, Egipto, China, Francia, Irak, Israel, Japón, Malí, México, Marruecos, Holanda, Qatar, Rusia, Arabia Saudita, Serbia, Eslovaquia, Africa del Sur, Suecia, Uganda, Gran Bretaña y Estados Unidos aportaron contenidos y experiencia. La Unesco confía en firmar contratos de colaboración con unos 60 países más antes de fin de año.
"Los países emergentes quieren ver cómo funciona esto para crear luego bibliotecas digitales nacionales", destacó Abid. En esos casos, la Unesco "proporcionará ayuda a sus miembros que no tengan medios técnicos o financieros para digitalizar sus fondos", precisó.
El desarrollo de la BDM costó más de 10 millones de dólares, que fueron financiados por donantes privados. Entre otros, Google, Microsoft, la Fundación Qatar, la Universidad Rey Abdullah de Arabia Saudita y la Corporación Carnegie de Nueva York. Según los expertos, será necesario más dinero a medida que la BDM aumente su caudal de documentos e incluya en esta maravillosa aventura a los países más pobres.
Cómo se accede al sitio global
PARIS.? Aunque será presentado oficialmente hoy en la sede de la Unesco, en esta ciudad, la Biblioteca Digital Mundial ya está disponible en Internet, a través del sitio http://www.wdl.org/ . El acceso es gratuito y los usuarios pueden ingresar directamente por la Web, sin necesidad de registrarse.
lunes, 13 de abril de 2009
BIBLIOFILOS
Puertas abiertas 12-04-2009
Eddy Roma, Especial para Siglo 21
Cinco amantes de los libros nos muestran sus bibliotecas. Descubra la pasión por la lectura de quienes han logrado acumular miles de tomos, y las características de estos tesoros empastados.
EL APOSENTO DE LOS CLÁSICOS
Cinco amantes de los libros nos muestran sus bibliotecas. Descubra la pasión por la lectura de quienes han logrado acumular miles de tomos, y las características de estos tesoros empastados.
EL APOSENTO DE LOS CLÁSICOS
“Mi casa está llena de libros”, cuenta el novelista Francisco Pérez de Antón. “En la sala familiar, en la de estar y en un cuarto donde duermen los que ya no uso”. En ese lugar también guarda el vino. “Espero que los shiraz y los riojas les consuelen por el abandono en que los tengo”, sonríe.“Uno pasa por etapas vitales en que ciertos temas te apasionan”, prosigue. “Esa etapa caduca un día y aparecen otros intereses de lectura que desplazan a los anteriores. Los míos han pasado por la agronomía, la avicultura, la economía, la teología, la filosofía, las ciencias políticas, la poesía, la historia, las técnicas narrativas, la tecnología de alimentos, y por encima de todo, la literatura. Ese in-terés no ha cambiado nunca”. La pasión lectora de Francisco comenzó a los 4 ó 5 años: “Fue inducida por un tío, que me hacía leerle en voz alta cada día los artículos de fondo del diario madrileño ABC, donde solían escribir grandes firmas de la época. Entendía muy poco o nada de lo que leía, pero el oído se me fue haciendo a las palabras y al gusto por sus sonidos”.Francisco considera que son pocos los libros que carecen de utilidad. “Son los menos, y los más queridos”, recalca, “los que lees una y otra vez porque hay un algo especial, si no misterioso, en ellos”. Acude con frecuencia a las obras de Joseph Conrad, José Ortega y Gasset, Camilo José Cela, Stefan Zweig y Raymond Chandler. Y siempre vuelve a los clásicos de la literatura española. “Hay un lugar en mi casa”, menciona, “donde guardo la Biblioteca Castro, casi completa, y donde se juntan casi todos ellos, desde Lope de Vega a Gracián, pasando por Feijóo, Cervantes, Góngora, Tirso de Molina o Teresa de Ávila. Tienen una sabiduría y una gracia que no se en-cuentran en ningún lado”. Francisco calcula poseer entre 10 mil y 12 mil volúmenes. No ha tomado decisión alguna respecto al destino de su biblioteca. “Me cuesta hacerlo”, dice. “Prefiero que, el día que yo falte, lo hagan mi esposa y mis hijos”. Sabe, en cambio, cuáles son sus temores respecto a sus libros: “Perderlos o que un incendio los destruya. Si un día les ocurriera algo, creo que no podría seguir viviendo”.
VIDA APARTE“Siempre he leído muchísimo. A toda hora”, cuenta Francisco. “Mientras estuve inmerso en la vida empresarial, ése era mi hobby. Nunca jugué al golf o monté a caballo o tuve una finca de recreo. Los fines de semana los dedicaba a leer y escribir, aunque nunca publicaba nada”. Su etapa como editor en revista Crónica le dejó el gusto por examinar cómo han sido editados los libros. “Me encanta el tacto del papel, y el contraste entre el color trigo de las páginas y el negro de las letras”, confía.
EL GABINETE DEL DR. SUGER
Los estudiantes de la Universidad Galileo saben que pueden consultar los más de 6 mil volúmenes de la biblioteca personal del doctor Eduardo Suger Cofiño, rector de la institución. “Consultar”, puntualiza Suger, “no llevar en préstamo”. Algunos ejemplares reposan en la mesa de trabajo del doctor, otros se resguardan en una estantería cercana, y los demás, bajo el cuidado de dos bibliotecarias, se conser-van en la habitación contigua. Comparten el espacio con una mesa de billar, sillas para lectura, dos mesas para jugar al ajedrez y un pe-queño bar. “Construí esta biblioteca desde 1955, con un obsequio que me hizo un maestro de los seis volúmenes de química del profesor Enrique Calvert”, recuerda. El interés por la ciencia era muy marcado en el joven Eduardo: “En ese entonces estaba la librería de don Pepe Azcá-rraga. Quedaba en la novena avenida y décima calle esquina, frente a la antigua Facultad de Derecho de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Me acuerdo que allí compré una Geometría analítica, que no entendía todavía, pero cuando la vi me dije ‘algún día la voy a entender’”. En 1956 marchó a Suiza, a comenzar sus estudios científicos. “Cuando vivía en Suiza iba siempre a las ferias del libro que se daban en San Gallen y en Basilea”, menciona. “En Basilea, por ejemplo, conseguí las clases de Riemann y Weber, que son del mil novecientos, con notas apuntadas a lápiz por su anterior propietario, uno de los fundadores de la topología en Rusia, el matemático Anatol Rappo-port”. Siendo profesor universitario, acostumbraba prestar sus libros a los estudiantes que necesitaban consultarlos: “En mi casa había contratado a una señora como bibliotecaria. Me clasificó mis libros, hizo tarjetas y yo se los prestaba a los estudiantes. Cuando hice un recuento, perdí 180 ejemplares, que ya no recuperé. Yo sé más o menos a quiénes se los había prestado, pero no es mi estilo pedir que me los devuelvan a alguien que no lo quiera hacer en forma espontánea. Cuando le presto un libro a alguien, le digo que prefiero perder cualquier cosa pero no un libro”.En casa del doctor Suger apenas quedaba espacio para tanto material impreso. “Por la paz del hogar dije ‘voy a sacar mis libros’, y los llevamos a este edificio de la universidad”, refiere. Los idiomas de la biblioteca son el español, francés, inglés, italiano y alemán. “Es un reto a los estudiantes”, asegura, “porque muchos libros valiosísimos están en alemán. Eso debe incentivar al estudiante a que hable cinco o seis idiomas, sobre todo los más importantes en la tecnología y la ciencia”.
LECTURA E INTERRELACIÓN
La biblioteca del Dr. Suger tiene espacio para otras disciplinas. “Siempre me interesó la formación integral”, comenta. “Por ejemplo, cuando estudio la matemática de la Edad Media, me vuelo también la parte de historia, la parte de la literatura, etcétera, de la época. Yo insisto mucho en que cada libro, sea de literatura, sea de historia, sea de música, sea de matemáticas, muestre cuál era la fase de la evolución que estaba viviendo la humanidad en ese entonces, porque todo está relacionado”.
BIBLIOTECA EN FAMILIA“La principal característica de esta biblioteca”, dice Philippe Hunzinker, acerca de los libros que comparte con su esposa Carmen Lucía y su hijo Matías, “es su eclecticismo”. Una mirada basta para comprobar la conjugación de intereses lectores. Reúne literatura de fic-ción, psicología, filosofía, ensayos, libros sobre la evolución y temas orientales. Aunque biólogo de formación, Philippe es conocido por lectores y escritores por su cargo al frente de la librería Sophos. En su niñez, Philip-pe ocupaba las mañanas en leer. “En ese entonces, la televisión empezaba a las 12 y 5 de la tarde. Para las vacaciones, durante la maña-na, había que buscar cosas qué hacer”, señala. Dedicaba ese tiempo a recorrer las páginas de El tesoro de la juventud e historietas como Asterix el galo y Tintin.Carmen Lucía recuerda sus tiempos de estudiante, cuando debía reunir centavo a centavo para comprar un libro, y después decidir cuál se llevaría a casa. “Desde que me casé con Philippe cambió mi relación con los libros en una forma impresionante”, asegura. An-taño aprovechaba los viajes al extranjero para conseguir libros “que uno suponía que nunca iba a conseguir aquí en Guatemala”. Hoy, dispone de la posibilidad inmediata de conseguir cualquier título.El hábito lector se reprodujo en su hijo Matías. Llegado el momento demanda atención para que le acompañen a hojear sus libros: dos acerca de dinosaurios y el tercero, un libro ilustrado que narra la astucia empleada por unos ratones para huir de una serpiente ham-brienta. “Creo que la biblioteca es más un decantado que una acumulación”, opina Philippe. “La biblioteca es lo que queda después de haber pasado la prueba de las calenturas libreras. Es decir, a uno le entusiasmó un libro, vuelve después a hojearlo y se da cuenta de que no va a conservarlo”. No considera negativo que los libros reunidos durante toda una vida vayan a dar a las librerías de viejo. “Lo veo co-mo un reciclaje”, define. “Así, los libros llegarán a quien los necesite”.
POBLACIÓN FLOTANTE“Como librero”, cuenta Philippe, “cuando alguno de los libros que entran a Sophos, me lo traigo a casa para revisarlo, y de repente se queda porque me parece que vale la pena tenerlo. También hay libros que están de paso. Los consulto; algunos se van con el primer capítulo leído, y los envío de regreso a la librería. Otros ni siquiera los abrí porque al final no me llamaron la atención. La desventaja es que a veces no sabés por dónde empezar, y tampoco hay mucho tiempo para leerlos”.
ENTRE PÁGINAS Y CRAYONES“La lectura”, dice el pintor y escultor Efraín Recinos, amparado por la cercanía de los estantes de madera donde reposan sus casi 6 mil libros, “me ha sido útil como aprendiz de la vida. Le da más equilibrio, le da balance”. Su padre le enseñó a leer antes de los siete años. “Jugábamos ajedrez, y si yo le ganaba él me daba un libro. Entonces se de-jaba ganar para traerme libros”. El volumen más antiguo conservado en la biblioteca de Efraín es un libro acerca de Los gran-des pintores, firmado por Celso Cruz y editado por la biblioteca Billiken de Argentina. Contiene biografías y reproducciones, a blanco y negro, de pintores como el Tiziano, Durero, Rembrandt y Goya. “Había otros más, pero se fueron perdiendo porque cambiábamos mucho de casa o de ciudad”, recuerda. La biblioteca de Efraín acoge volúmenes dedicados a la historia del arte, la literatura, el cine y el ajedrez. Están repartidos en español, inglés, francés e italiano. Abundan también las enciclopedias. Prefiere consultar la Gran Sopena a la Britannica. “Ésta suena más interesante”, apunta, “pero amplía muchos aspectos que a mí no me interesan tanto. La Gran Sopena es más exac-ta”.Casi no anota sus libros. “Lo hago muy de vez en cuando por respeto al libro”, señala, “pero en algunos momentos en que no me gusta o no me interesa lo que está escrito, sí anoto mi desacuerdo en otros papeles”. No precisa una clasificación para ordenarlos: “Yo sé dónde están”.Al instalarse en su actual domicilio, contó con la ayuda de un carpintero para construir las estanterías. Muestra sus volúmenes favoritos, como un tomo de la novelista francesa Colette. “Vea”, y extrae un libro. “El Ulises de (James) Joyce. Si usted lo ve” y lo deja caer encima de la mesa, “es pesadito. Lo he leído 3 ó 4 veces, e incluso, así con su tamañito, me lo llevé en mi primer viaje a Europa. ¡Cómo pesa! Si usted ya lo ha leído una vez, éste es de los libros que se pueden comenzar a leer por cualquier parte”. Autores nacionales como Marco Antonio Flores, Isabel de los Ángeles Ruano, Ana María Rodas y Mario Monteforte Toledo, ocupan sitio preferencial. En un espacio aparte, como si presidiera la reunión, se encuentra el Quijote de Cervantes.
COLECCIÓN APARTE Efraín conserva una gran cantidad de láminas de arte incluidas en revistas de gran formato como Time. “Hay muchas revistas que no me gustaban para nada”, declara, “y entonces, ras, arrancaba lo que me interesaba de la revista. Eso estaba en desorden en mi anti-guo estudio y mi hijita los iba colocando en cada uno de los folios. Es un bonito recuerdo la labor conjunta para rescatar, de las revis-tas más comunes y corrientes, los aspectos que no encuentra usted en los libros de arte”.
IMAGINACIÓN Y PENSAMIENTO“Una forma de mostrarle el cariño que tenés a los libros es viviéndolos”, declara la comunicadora Marta Yolanda Díaz-Durán. Los lomos de varias de las obras que atesora en su apartamento lo testimonian. Evidencian las largas horas de lectura y constante asedio, en busca de obtener la mejor esencia de cada uno.“Antes, de niña y adolescente, leía cualquier cosa que me caía en las manos”, recuerda. “Hoy soy mucho más selectiva a la hora de es-coger mis lecturas. Quiero lecturas que enriquezcan mi intelecto y mi vida en general”.“Según cuentan mis papás”, evoca, “comencé a leer antes de los cinco años. Por supuesto, en aquella época lo que una veía eran imágenes con algunas palabras para explicarle la historia. Tengo grabados los dos primeros libros que leí: la Ilíada y la Odisea”.El gusto por la lectura fue alimentado con la ayuda de los viejos chistes publicados por la Editorial Novaro, de México. Marta Yolanda no excluyó las aventuras de Supermán, Batman, Tarzán, el pato Donald y Archie, de su formación como lectora. En la actualidad es devota de Calvin y Hobbes.Su imaginación la llevó a enamorarse de la cultura griega. Alguien dejó olvidado en su casa un libro de Aristóteles. Las imágenes de los héroes homéricos la llevaron de inmediato al libro: “Para mí, él era otro de esos grandes griegos, y me introdujo a la aventura del pensa-miento”.Su labor en radio le ha brindado un privilegio: “Tengo suerte que, por el trabajo que hago, mucha gente me regala libros, tanto autores como representantes de las editoriales. En el caso de las editoriales, me permiten escoger los libros que yo quiera para que los comen-te en el programa de radio”. Cuenta que también le obsequiaron dos discos compactos que concentran 800 libros de consulta, incluida La riqueza de las naciones, de Adam Smith. “Por supuesto que es pesado leer en pantalla”, advierte. “Yo no voy a cambiar los libros”.Mantiene cerca un libro de poemas “porque me sirven para mantener ritmo y una cierta armonía”. Sus libros están repartidos entre la casa paterna, su oficina, y su “asteroide B-506”, como nombra a su apartamento inspirada en El Principito, libro al que viaja año con año.
LOS CONSENTIDOS Marta Yolanda guarda los volúmenes encuadernados y algunas ediciones antiguas que posee en una librera, de más de 70 años, que perteneció a uno de sus abuelos. Figuran las obras de Charles Dickens, Oscar Wilde, Voltaire, Herman Hesse, Enyd Blyton, Miguel de Cervantes, una Antología de cuentos orientales y el volumen Los goces de la amistad, del estadounidense Orison Swett Marden, que perteneció a su abuela. “Fue regalo de un pretendiente suyo”, comparte, “cuando ella era muy joven”.
Mundo de bibliófilos
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LIBROS
Biblioteca Infantil Itinerante
Recorrerán 21 países de Latinoamérica con una biblioteca infantil itinerante
09:28 CLARIN
El proyecto se llama "Amérika en Kombi" y lo lleva adelante una pareja de docentes bonaerenses. Ayer partieron desde el Obelisco a Uruguay. Quieren regresar en dos años.
09:28 CLARIN
El proyecto se llama "Amérika en Kombi" y lo lleva adelante una pareja de docentes bonaerenses. Ayer partieron desde el Obelisco a Uruguay. Quieren regresar en dos años.
Es algo común escuchar que son pocos los que persiguen sus sueños por más imposibles que parezcan. Que son pocos los que cumplen con la amenaza de abandonar su rutina para vivir una aventura. El caso de María Martina Etcheverry y Juan Martín Mondini, podría encajar dentro de esos pocos que le son fieles a sus ideales. Poco más de dos años atrás, esta pareja de docentes bonaerenses soñó con el proyecto "Amérika en Kombi": recorrer Latinoamérica llevando literatura infantil a pueblitos de nuestro continente. El último viernes al mediodía, su idea comenzó a ser una realidad: partieron desde el Obelisco hacia Uruguay, en una combi modelo 1980, comprada para la ocasión. "A nosotros siempre nos gustó viajar de mochileros, no somos los típicos turistas. Nos interesa conocer bien los pueblos, la gente, la cultura, la comida de cada lugar.", contó a Clarín.com Martina Etcheverry. En el viaje, del cual planean regresar en aproximadamente dos años, recorrerán unos 50 mil kilómetros, visitarán 21 países y compartirán más de 1000 libros de literatura infantil chicos de toda Latinoamérica. "Llevamos algo ahorrado pero no alcanza para lo proyectado. Por eso pintamos remeras con el logo de nuestro viaje y hacemos artesanías en macramé. Si no podemos vivir de la venta, buscaremos algún trabajo temporal, como la mayor parte de la travesía es por la costa, podemos conseguir en bares o restaurantes", afirmó despreocupada Etcheverry.En los últimos quince días recibieron tantos libros que terminaron donando varios de los recolectados, por la capacidad limitada del vehículo. "En un principio la idea era que sea sólo de autores argentinos, pero cuando comenzamos a recibir donaciones se convirtió en una biblioteca infantil y juvenil más universal", aseguró la docente.Etcheverry le confesó a Clarín.com que junto a su novio no conocen la palabra miedo en esta aventura. "Sabemos que le puede pasar algo a la combi, pero que se puede arreglar. Sabemos que a lo mejor no conseguimos algo en qué trabajar, pero que existe gente solidaria", dijo en ese sentido."Nunca nos interesó que nadie nos auspicie o sponsoree, por eso tenemos la idea de autofinanciarnos, ya que no nos interesa que esto tuviera un costado comercial", concluyó.
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BIBLIOTECA INFANTIL ITINERANTE
viernes, 3 de abril de 2009
LLEGAN LAS BIBLIOTECAS ANTICRISIS
ANNA GRAU
NUEVA YORK
Publicado Viernes, 03-04-09 a las 02:36
www.abc.es
Ya es muy difícil sorprender a nadie con la magnitud de la crisis económica en Estados Unidos. Pero el hecho de que este país carezca de servicios sociales que se dan por descontados en Europa dibuja panoramas dantescos, inesperados para ellos mismos. La última novedad es que las bibliotecas públicas norteamericanas se están convirtiendo en algo así como refugios nucleares para los que lo han perdido todo, o casi. Los bibliotecarios se ven tan desbordados por la situación que requieren entrenamiento especial a toda máquina.
¿Qué ha pasado? Pues que mucha gente ha perdido su empleo de muchos años, su casa, o todo a la vez, y literalmente no tiene donde caerse muerta. El seguro médico suele ir asociado al puesto de trabajo. El subsidio de paro es breve y simbólico. Hay quien vive en el coche y cada mañana comparece vestido de traje, como si fuera a trabajar, en la biblioteca pública más cercana.
Servicios gratuitos
¿Por qué? Pues porque se está caliente en invierno, fresco en verano, y porque hay una serie de preciosos servicios gratuitos, empezando por los ordenadores con conexión a Internet.
Hace poco un estudio reveló que entre el 30 y el 40 por ciento de los homeless de Washington tenían teléfono móvil, cuenta de correo electrónico y, en algunos casos, incluso un blog. Esto se explicaba en gran parte por el creciente acceso a las nuevas tecnologías en las bibliotecas públicas.
Las estadísticas dicen que es más difícil sobrevivir sin Internet que sin vivienda. Los bibliotecarios americanos lo comprueban cada día atónitos: el número de socios de las bibliotecas se ha duplicado o triplicado en todo el país desde el inicio de la crisis, y aunque algunos simplemente buscan ocio gratis —por ejemplo para sus hijos pequeños—, otros plantean necesidades bastante más perentorias. Gente que a duras penas es capaz de teclear su nombre en el ordenador personal pide que le ayuden a rellenar «on line» una solicitud de trabajo.
Con lágrimas en los ojos
«Vienen adultos que se quejan de que los niños ocupen tanto tiempo el ordenador para jugar, cuando ellos necesitan mandar su curriculum», contaba esta semana a «The New York Times» Cynthia Jones, responsable de una biblioteca de Saint Louis. Mientras Rosalie Bork, bibliotecaria en Chicago, admitía que a duras penas puede con el estrés resultante de que se le presente tanta gente pidiendo ayuda con lágrimas en los ojos. Ella ya no tiene manos para poder ayudarlos a todos los que lo precisan.
Esto no está siendo fácil para nadie, ni siquiera para los que tienen la suerte de conservar su trabajo. Colectivos enteros han visto su vida laboral incluso incrementada, pero transformada en un auténtico infierno.
Hay empresas que incluso han contratado servicios especiales para ayudar a sus empleados a sobrellevar el lado más oscuro de la crisis. Por ejemplo compañías que se dedican al cobro de morosos, y que últimamente se han especializado en reclamar deudas de difuntos a sus allegados.
Terribles sacrificios
A menudo estos no son conscientes de que no hay ninguna base legal para reclamarles, pero el empleado que hace la llamada sí lo sabe. Y con eso en mente tiene que oír como viudos o huérfanos recientes que se encuentran en muy mala situación económica se imponen sacrificios aún más terribles para saldar cuentas de los que se han ido. Para estos empleados se han diseñado descansos especiales entre llamadas, servicios de yoga y de masajes, etc.
¿Que cómo y por qué lo aguantan? Porque por supuesto no está la cosa en ningún sitio como para irse pegando un portazo. Volviendo a las bibliotecas, la nueva escala de «homeless» o casi convive con la de toda la vida, recrudecida: los sin techo «profesionales» también se ven acorralados por la crisis, entonces luchan mucho más duramente por el último centímetro de su territorio. Hace poco dos de ellos que se disputaban un rincón de una biblioteca donde dormir acabaron liándose a navajazos.
La seguridad ha tenido que ser sensiblemente multiplicada. Algún que otro delincuente habitual ha sido detenido recientemente en la biblioteca a la que había acudido inmediatamente después de delinquir. La policía empieza a patrullar habitualmente por estas instalaciones. Hay padres que ya no permiten que sus hijos adolescentes se queden ahí estudiando hasta tarde.
Hay que decir que en todo esto hay también una expresión trágica del fuerte sentido de comunidad que precisamente representan las bibliotecas en Estados Unidos. En un país donde muchos servicios públicos brillan por su ausencia o por su precariedad, la red de bibliotecas es una lujosa excepción, un generoso espacio de acogida. Entraba dentro de lo normal y casi de lo instintivo que muchos buscaran protección allí huyendo del pavoroso hongo nuclear de la crisis.
Sin hacer la vista gorda
En consonancia con esto los bibliotecarios no se limitan a hacer la vista gorda, sino que se implican a pecho descubierto en el rescate. Terapeutas y trabajadores sociales afluyen a las bibliotecas para ayudar con los currículos, familiarizar a los parias de la Tierra con los arcanos de internet y promover talleres con títulos tales como «Encontrar la Esperanza Después de Haber Perdido el Empleo».
NUEVA YORK
Publicado Viernes, 03-04-09 a las 02:36
www.abc.es
Ya es muy difícil sorprender a nadie con la magnitud de la crisis económica en Estados Unidos. Pero el hecho de que este país carezca de servicios sociales que se dan por descontados en Europa dibuja panoramas dantescos, inesperados para ellos mismos. La última novedad es que las bibliotecas públicas norteamericanas se están convirtiendo en algo así como refugios nucleares para los que lo han perdido todo, o casi. Los bibliotecarios se ven tan desbordados por la situación que requieren entrenamiento especial a toda máquina.
¿Qué ha pasado? Pues que mucha gente ha perdido su empleo de muchos años, su casa, o todo a la vez, y literalmente no tiene donde caerse muerta. El seguro médico suele ir asociado al puesto de trabajo. El subsidio de paro es breve y simbólico. Hay quien vive en el coche y cada mañana comparece vestido de traje, como si fuera a trabajar, en la biblioteca pública más cercana.
Servicios gratuitos
¿Por qué? Pues porque se está caliente en invierno, fresco en verano, y porque hay una serie de preciosos servicios gratuitos, empezando por los ordenadores con conexión a Internet.
Hace poco un estudio reveló que entre el 30 y el 40 por ciento de los homeless de Washington tenían teléfono móvil, cuenta de correo electrónico y, en algunos casos, incluso un blog. Esto se explicaba en gran parte por el creciente acceso a las nuevas tecnologías en las bibliotecas públicas.
Las estadísticas dicen que es más difícil sobrevivir sin Internet que sin vivienda. Los bibliotecarios americanos lo comprueban cada día atónitos: el número de socios de las bibliotecas se ha duplicado o triplicado en todo el país desde el inicio de la crisis, y aunque algunos simplemente buscan ocio gratis —por ejemplo para sus hijos pequeños—, otros plantean necesidades bastante más perentorias. Gente que a duras penas es capaz de teclear su nombre en el ordenador personal pide que le ayuden a rellenar «on line» una solicitud de trabajo.
Con lágrimas en los ojos
«Vienen adultos que se quejan de que los niños ocupen tanto tiempo el ordenador para jugar, cuando ellos necesitan mandar su curriculum», contaba esta semana a «The New York Times» Cynthia Jones, responsable de una biblioteca de Saint Louis. Mientras Rosalie Bork, bibliotecaria en Chicago, admitía que a duras penas puede con el estrés resultante de que se le presente tanta gente pidiendo ayuda con lágrimas en los ojos. Ella ya no tiene manos para poder ayudarlos a todos los que lo precisan.
Esto no está siendo fácil para nadie, ni siquiera para los que tienen la suerte de conservar su trabajo. Colectivos enteros han visto su vida laboral incluso incrementada, pero transformada en un auténtico infierno.
Hay empresas que incluso han contratado servicios especiales para ayudar a sus empleados a sobrellevar el lado más oscuro de la crisis. Por ejemplo compañías que se dedican al cobro de morosos, y que últimamente se han especializado en reclamar deudas de difuntos a sus allegados.
Terribles sacrificios
A menudo estos no son conscientes de que no hay ninguna base legal para reclamarles, pero el empleado que hace la llamada sí lo sabe. Y con eso en mente tiene que oír como viudos o huérfanos recientes que se encuentran en muy mala situación económica se imponen sacrificios aún más terribles para saldar cuentas de los que se han ido. Para estos empleados se han diseñado descansos especiales entre llamadas, servicios de yoga y de masajes, etc.
¿Que cómo y por qué lo aguantan? Porque por supuesto no está la cosa en ningún sitio como para irse pegando un portazo. Volviendo a las bibliotecas, la nueva escala de «homeless» o casi convive con la de toda la vida, recrudecida: los sin techo «profesionales» también se ven acorralados por la crisis, entonces luchan mucho más duramente por el último centímetro de su territorio. Hace poco dos de ellos que se disputaban un rincón de una biblioteca donde dormir acabaron liándose a navajazos.
La seguridad ha tenido que ser sensiblemente multiplicada. Algún que otro delincuente habitual ha sido detenido recientemente en la biblioteca a la que había acudido inmediatamente después de delinquir. La policía empieza a patrullar habitualmente por estas instalaciones. Hay padres que ya no permiten que sus hijos adolescentes se queden ahí estudiando hasta tarde.
Hay que decir que en todo esto hay también una expresión trágica del fuerte sentido de comunidad que precisamente representan las bibliotecas en Estados Unidos. En un país donde muchos servicios públicos brillan por su ausencia o por su precariedad, la red de bibliotecas es una lujosa excepción, un generoso espacio de acogida. Entraba dentro de lo normal y casi de lo instintivo que muchos buscaran protección allí huyendo del pavoroso hongo nuclear de la crisis.
Sin hacer la vista gorda
En consonancia con esto los bibliotecarios no se limitan a hacer la vista gorda, sino que se implican a pecho descubierto en el rescate. Terapeutas y trabajadores sociales afluyen a las bibliotecas para ayudar con los currículos, familiarizar a los parias de la Tierra con los arcanos de internet y promover talleres con títulos tales como «Encontrar la Esperanza Después de Haber Perdido el Empleo».
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BIBLIOTECAS,
CRISIS
jueves, 2 de abril de 2009
Lanzarán biblioteca digital mundial
por Orbe 01/04/2009 - 12:56
Entre sus objetivos, persigue
promover el entendimiento
internacional y expandir el volumen y variedad del contenido cultural en Internet.
Una página web llamada "Biblioteca Digital Mundial", con cuantioso material y diversos archivos, será lanzada el próximo 21 de abril por la Organización de la Naciones Unidas para la Educación, las Ciencias y la Cultura (Unesco).
El sitio ofrecerá acceso gratuito a manuscritos, mapas, libros, partituras, grabaciones, filmes, grabados y fotografías.
El proyecto fue propuesto por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos en el año 2005.
Entre sus objetivos, persigue promover el entendimiento internacional y expandir el volumen y variedad del contenido cultural en Internet.
La biblioteca digital funcionará en árabe, chino, español, francés, inglés, ruso y portugués.En el sitio web www.worlddigitallibrary.org se puede revisar un video que muestra los recursos y aplicaciones con que contará esta potente iniciativa.
El sitio ofrecerá acceso gratuito a manuscritos, mapas, libros, partituras, grabaciones, filmes, grabados y fotografías.
El proyecto fue propuesto por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos en el año 2005.
Entre sus objetivos, persigue promover el entendimiento internacional y expandir el volumen y variedad del contenido cultural en Internet.
La biblioteca digital funcionará en árabe, chino, español, francés, inglés, ruso y portugués.En el sitio web www.worlddigitallibrary.org se puede revisar un video que muestra los recursos y aplicaciones con que contará esta potente iniciativa.
miércoles, 18 de febrero de 2009
MUNDO ACADEMICO INTERDICIPLINARIO
La Dra. Lynn Westbrook, de la U de Texas,
me pidió compartir con ustedes el artículo adjunto que ella escribió para la
Encyclopedia of Library and Information Science.
Es un buen resumen de la problemática que presenta el nuevo mundo académico "interdisciplinario" a las bibliotecas, porque...
¿qué será de las clasificaciones y organización bibliotecaria tradicional, que asumen fronteras bastante claras entre disciplinas?
Lynn también investiga el rol de las bibliotecas en proveer información y orientación a las víctimas de violencia familiar.
Ella está planeando venir a Guatemala en el 2010 a investigar ese tema en nuestro medio, y dictar talleres si hubiera interés, por lo que pueden contactarla si tienen ideas relacionadas, o algún contacto para ella.
Pueden conocer más sobre su trabajo en esta dirección: http://www.ischool.utexas.edu/~lynnwest/cris/
o escribirle a: lynnwest@ischool.utexas.edu-
G-- Grete Pasch -
www.ufm.edu
me pidió compartir con ustedes el artículo adjunto que ella escribió para la
Encyclopedia of Library and Information Science.
Es un buen resumen de la problemática que presenta el nuevo mundo académico "interdisciplinario" a las bibliotecas, porque...
¿qué será de las clasificaciones y organización bibliotecaria tradicional, que asumen fronteras bastante claras entre disciplinas?
Lynn también investiga el rol de las bibliotecas en proveer información y orientación a las víctimas de violencia familiar.
Ella está planeando venir a Guatemala en el 2010 a investigar ese tema en nuestro medio, y dictar talleres si hubiera interés, por lo que pueden contactarla si tienen ideas relacionadas, o algún contacto para ella.
Pueden conocer más sobre su trabajo en esta dirección: http://www.ischool.utexas.edu/~lynnwest/cris/
o escribirle a: lynnwest@ischool.utexas.edu-
G-- Grete Pasch -
www.ufm.edu
miércoles, 11 de febrero de 2009
LA BIBLIOTECA NO ES MAL NECESARIO
DIARIO DE C.A.
LA REVISTA
30/01/09
Nora Martínez
● En esta entrevista
Francisco Ralón Afre
Bibliotecológo
conversa acercade la penosa situación económica de la Biblioteca Nacional, de los retos y la
proyección social de la entidad.La institución a su cargo tiene funciones de Biblioteca Nacional y de biblioteca pública a la vez
¿podría aclararnos esta doble función?
En la mayoría de países la Biblioteca Nacional tiene bien definidas sus funciones, la de guardar y preservar para futuras generaciones toda producción intelectual impresa. Pero en
Guatemala, desde que se fundó en 1879, la intención fue más bien de crear una biblioteca pública. En esos tiempos los que sabían leer y escribir eran pocos: académicos, clérigos, empleados del Estado. Si se esperaba que llegara todo tipo de personas, eso no llegó a suceder.
Luego se trasladó a un local donde se suponía que el público iba a tener mejor acceso. La función pública se da porque en el país no hay ni ha habido suficientes bibliotecas públicas.
¿La institución maneja una red de
bibliotecas públicas?
Hubo una red de bibliotecas que manejó la Biblioteca Nacional hasta 1994
–64 bibliotecas por toda la República—.Digo “red de de la Biblioteca” porque se lanzaron con fondos de la Biblioteca Nacional, con personal controlado y entrenado desde aquí, pero este programa lo cancelaron con el pretexto de que había corrupción. Los libros que había se quedaron en donde estaban, no se recogieron y desde entonces no hay una red que administre. En los últimos cinco años, con la Cooperación del Reino de Suecia, hubo un programa en
el que se alentó el desarrollo de bibliotecas en el interior del país otra vez. Se creó un grupo de 21 bibliotecas, se les dio mobiliario, equipo, entrenamiento, libros, juegos, etcétera, se les desarrolló para que funcionaran como bibliotecas comunitarias, sin embargo, acabó
como programa el año pasado.
¿Cómo encontró usted la Biblioteca?
En septiembre 2007 accedí al cargo. En cuanto a cómo encontré la Biblioteca, la palabra justa es “triste”. Lo que ha pasado es que una gran cantidad de directores que ha habido no eran
bibliotecólogos, eso ha afectado, en parte, el desarrollo de la institución y de los procesos. La Biblioteca ha recibido muy poca atención, estamos con un presupuesto casi de sobrevivencia, el personal no es idóneo: hay un director y un montón de operativos, son técnicos
pero no hay mandos medios.
¿Qué presupuesto tiene y cómo se
maneja?
Es un presupuesto de la Subdirección del Patrimonio que se divide entre el
Archivo, la Biblioteca y la Hemeroteca. El año pasado fue alrededor de 1 millón
300mil quetzales, del cual un 80 por ciento o más se va en salarios y en asuntos
de administración interna. No hay dinero para comprar libros…si le digo
cuanto hay, se va a reír…el año pasado había 1300 quetzales ¿para cuánto va
a alcanzar si un diccionario de Océano cuesta 1500? Eso es parte también de
una historia, de la importancia que los gobiernos le han dado a estas instituciones,
no estoy hablando solo de la Biblioteca, también del Archivo de Centro América y la Hemeroteca. Mientras que las bibliotecas en la mayoría de países han crecido, son instituciones muy representativas y significativas, en Guatemala, la Biblioteca Nacional con el tiempo ha venido a menos. Podemos achacarlo, en parte, a que no tenemos una tradición de lectura ni de investigación. La mayoría de profesionales utilizan la Biblioteca sólo cuando tienen que hacer la tesis, se gradúan y no vuelven, Guatemala no es un país en donde a la gente le guste leer.
¿Hay alguna otra fuente de la cual la
Biblioteca obtiene libros?
Como no tenemos apoyo económico fáctico, la Biblioteca tiene que depender de donaciones. Todas las donaciones son bienvenidas, libros nuevos o libros usados. Queremos alentar las donaciones. Estaba enterándome que las donaciones que se hacen a la Biblioteca
Nacional pueden ser descontadas del Impuesto Sobre la Renta. Tal vez eso motive a las librerías y a las editoriales a que donen libros en serio, no son solo para la Biblioteca Nacional. Tenemos una oficina a la que le llamamos “caja y donación” que es donde recibimos
lo que entra y el excedente. Tengo un folder de solicitudes de bibliotecas de otras partes de la República que siempre piden ayuda.
¿Cuánto necesita una institución
como ésta para funcionar bien?
En una biblioteca donde trabajé anteriormente en el país, se tenía al año 50 mil dólares y era diez veces menor a ésta. En realidad, dinero no se necesitaría si se cumpliera la Ley del depósito legal: esos libros deberían entrar gratis a la biblioteca, es ridículo que se tenga
que pagar por los libros que legalmente deberían llegar gratis.
En cuanto a la Ley de depósito legal
¿cómo funciona en Guatemala?
No ha funcionado. El depósito legal en todos los países se obliga a las universidades,
las editoriales, los institutos de investigación y todo el que produce material bibliográfico intelectual, a entregar cierta cantidad de copias a la Biblioteca Nacional para constituir la
Bibliografía Nacional –esa es la memoria histórica del pensamiento, y no solo
libros, sino documentos, mapas, lo que sea—. No tenemos una ley específica de depósito legal. Aquí, ese depósito está en dos artículos de la Ley de libre emisión del pensamiento, específicamente artículos 6 y 7. Mencionan que “los propietarios de establecimientos
tipográficos y litográficos y sus representantes legales tienen la obligación de remitir un ejemplar de cada una de las obras no periódicas que editen a las dependencias siguientes…”, lista siete instituciones y dice que “debe hacerse dentro de los ocho días siguientes a la respectiva publicación”. El artículo siete establece que la multa será de cinco a diez quetzales. A cualquiera le daría risa la multa, tampoco se ha visto que la biblioteca ejecute. En la
mayoría de países hay una oficina de depósito legal bibliográfico, también tienen la oficina del ISSN –que es el número internacional normalizado de libros—. Guatemala es muy peculiar,
porque estas dos oficinas prácticamente están privatizadas: el depósito legal se daba en la Asociación Guatemalteca de Autores y Compositores (AGAYC) y la oficina del ISSN, la tiene la gremial de libreros. La Biblioteca, en el aspecto de salvaguardar la producción bibliográfica,
está en desventaja porque aquí no recibimos todo lo que se está produciendo en Guatemala.
¿Cómo podría hacerse cumplir?
¿Existen otras propuestas?
Hice una propuesta al Congreso. En la comisión de Cultura, me nombraron un asesor, trabajamos con él una propuesta de modificación en la Ley de libre emisión del pensamiento. Fue bien recibida, trabajamos rápido y llegamos a un consenso, había aspectos que, él me decía, no se podían hacer—yo le proponía que al que no cumpliera la ley se le cobrara de 50 mil a 70 mil quetzales, que es lo que cuesta hacer una edición de libros en Guatemala—mi sugerencia no pasó. Entonces pasó una primera lectura, fue aceptada, pero en la prensa, para mi sorpresa, hubo una reacción negativa, la usaron para atacar al ponente. Se dijo que esto era una amenaza a la emisión del pensamiento ¿Cómo va a ser amenaza a la emisión del pensamiento que la Biblioteca Nacional reciba un ejemplar de todo lo que en el país se escribe?
En cuanto a la preservación del material
¿qué tecnología se ha incorporado?
Se instaló, con el apoyo del Reino de Suecia, un sistema de detección de robos en la entrada, es un avance para proteger el material: la mayoría de libros ya tienen el identificador, otros faltan, el 90 por ciento ya está protegido. Por otro lado, la Biblioteca tiene una gran presión
en cuanto a preservación y conservación propiamente. Había una unidad de microfilmación que nunca se puso a funcionar, el equipo se volvió obsoleto, cuando vine supe que ya no había más repuestos ni manera de ponerla a trabajar. La idea era microfilmar. Ahora está de moda digitalizar. La Biblioteca tiene el “Fondo Antiguo”, situado en el cuarto nivel, comprende todos los libros antiguos con que se fundó la Biblioteca. Son libros desde antes de 1503 hasta la primera mitad del siglo veinte. O sea, hay 500 años de libros—eso es algo que ningun biblioteca de Centro América tiene, sólo México tiene este tipo de fondos—. Esos libros antiguos, se
llaman incunables, son los primeros que hubo cuando se inventó la imprenta: fueron hechos en Europa. Recordemos que la Biblioteca se fundó con los que los gobiernos liberales expropiaron a la Iglesia católica y a los conventos. En su mayoría son de teología, de filosofía y están en latín, en hebreo, en griego —obras muy valiosas, que no se le puede poner en la mano a
cualquiera—. La presión por conservar esos libros es porque no hay sentido en
guardarlos si nadie los puede usar. Para que el público tenga acceso a ellos hoy,
es a través de la tecnología moderna— sea por microfilmación o digitalización—
deberíamos estar digitalizando ese material para que se pudiera consultar en línea, pero para eso se necesitan fondos. Mi intención es hacer proyectos y pedir a la cooperación internacional
En cuanto a la Ley de depósito legal
¿cómo funciona en Guatemala?
No ha funcionado. El depósito legal en
todos los países se obliga a las universidades,
las editoriales, los institutos
de investigación y todo el que produce
material bibliográfico intelectual, a
entregar cierta cantidad de copias a la
Biblioteca Nacional para constituir la
Bibliografía Nacional –esa es la memoria
histórica del pensamiento, y no solo
libros, sino documentos, mapas, lo que
sea—. No tenemos una ley específica
de depósito legal. Aquí, ese depósito
está en dos artículos de la Ley de libre
emisión del pensamiento, específicamente
artículos 6 y 7. Mencionan que
“los propietarios de establecimientos
tipográficos y litográficos y sus representantes
legales tienen la obligación
de remitir un ejemplar de cada una de
las obras no periódicas que editen a las
dependencias siguientes…”, lista siete
instituciones y dice que “debe hacerse
dentro de los ocho días siguientes a
la respectiva publicación”. El artículo
siete establece que la multa será de
cinco a diez quetzales. A cualquiera
le daría risa la multa, tampoco se ha
visto que la biblioteca ejecute. En la
mayoría de países hay una oficina de
depósito legal bibliográfico, también
tienen la oficina del ISSN –que es el
número internacional normalizado de
libros—. Guatemala es muy peculiar,
porque estas dos oficinas prácticamente
están privatizadas: el depósito legal
se daba en la Asociación Guatemalteca
de Autores y Compositores (AGAYC) y
la oficina del ISSN, la tiene la gremial
de libreros. La Biblioteca, en el aspecto
de salvaguardar la producción bibliográfica,
está en desventaja porque aquí
no recibimos todo lo que se está produciendo
en Guatemala.
¿Cómo podría hacerse cumplir?
¿Existen otras propuestas?
Hice una propuesta al Congreso. En la
comisión de Cultura, me nombraron un
asesor, trabajamos con él una propuesta
de modificación en la Ley de libre emisión
del pensamiento. Fue bien recibida,
trabajamos rápido y llegamos a un consenso,
había aspectos que, él me decía,
no se podían hacer—yo le proponía que
al que no cumpliera la ley se le cobrara
de 50 mil a 70 mil quetzales, que es lo
Mientras tanto, solamente investigadores
serios tienen acceso.
¿Qué proyectos tiene la para la Biblioteca?
La biblioteca es un reto. Los procesos
bibliotecológicos no están establecidos,
hay que trabajar internamente creando
procesos de trabajo. Por otro lado, necesitamos
que la institución se proyecte
más a la comunidad: hay muchos servicios
que se utilizan alrededor del mundo
que podríamos hacer si tuviéramos con
qué. Tenemos una sección de capacitación
para invidentes en computadoras—
es un servicio que se hizo con fondos de
la red social con el apoyo de la comunidad
europea—con software especial para invidentes:
eso es un ejemplo de la proyección
social de la Biblioteca. Desde el año pasado,
también se tiene un programa para la
capacitación de sordos en el uso de computadoras.
Un servicio que no se piensa
que las bibliotecas puedan hacer, como
en otros lugares, es la capacitación por
computadoras. En Medellín, con ayuda
de la comunidad, las bibliotecas abren 365
días al año, más de 12 horas al día, están
situadas en barrios y se han puesto como
parte de un plan de desarrollo social. El
aporte que se puede hacer no solo es cuestión
de académicos.
¿Se podría incorporar
a Cohesión Social?
Perfectamente, coincide
con el concepto.
Me gustaría un programa
de “bibliotecas
para la paz”, con eso se
conseguiría ayuda de
expertos para enseñar
a los bibliotecarios y
maestros a coordinar
actividades. Los niños
estarían a salvo de las
drogas y las maras. Lo
que hay que tener en
cuenta es un convencimiento
de para qué
sirve. La biblioteca no
es un mal necesario,
como creo que la han
venido considerando,
sino que da un aporte
a la comunidad.
¿Cómo ha reaccionado
el Ministerio
de Cultura ante las necesidades de la
Biblioteca?
No ha habido suficiente inversión, pero es
porque los directores anteriores no lo han
planteado. No le echo la culpa al Ministerio
y creo que el problema ha sido interno.
Como bibliotecólogo sé lo que se necesita,
mi lucha es ver como consigo los recursos.
Una muestra de buena voluntad que está
dando el Ministerio de Cultura es que el
año pasado se ha creado la Subdirección de
Patrimonio Bibliográfico y Documental,
que tengo a mi cargo, es un avance para
ayudar a que estos acervos aporten más a
la comunidad.
LA REVISTA
30/01/09
Nora Martínez
● En esta entrevista
Francisco Ralón Afre
Bibliotecológo
conversa acercade la penosa situación económica de la Biblioteca Nacional, de los retos y la
proyección social de la entidad.La institución a su cargo tiene funciones de Biblioteca Nacional y de biblioteca pública a la vez
¿podría aclararnos esta doble función?
En la mayoría de países la Biblioteca Nacional tiene bien definidas sus funciones, la de guardar y preservar para futuras generaciones toda producción intelectual impresa. Pero en
Guatemala, desde que se fundó en 1879, la intención fue más bien de crear una biblioteca pública. En esos tiempos los que sabían leer y escribir eran pocos: académicos, clérigos, empleados del Estado. Si se esperaba que llegara todo tipo de personas, eso no llegó a suceder.
Luego se trasladó a un local donde se suponía que el público iba a tener mejor acceso. La función pública se da porque en el país no hay ni ha habido suficientes bibliotecas públicas.
¿La institución maneja una red de
bibliotecas públicas?
Hubo una red de bibliotecas que manejó la Biblioteca Nacional hasta 1994
–64 bibliotecas por toda la República—.Digo “red de de la Biblioteca” porque se lanzaron con fondos de la Biblioteca Nacional, con personal controlado y entrenado desde aquí, pero este programa lo cancelaron con el pretexto de que había corrupción. Los libros que había se quedaron en donde estaban, no se recogieron y desde entonces no hay una red que administre. En los últimos cinco años, con la Cooperación del Reino de Suecia, hubo un programa en
el que se alentó el desarrollo de bibliotecas en el interior del país otra vez. Se creó un grupo de 21 bibliotecas, se les dio mobiliario, equipo, entrenamiento, libros, juegos, etcétera, se les desarrolló para que funcionaran como bibliotecas comunitarias, sin embargo, acabó
como programa el año pasado.
¿Cómo encontró usted la Biblioteca?
En septiembre 2007 accedí al cargo. En cuanto a cómo encontré la Biblioteca, la palabra justa es “triste”. Lo que ha pasado es que una gran cantidad de directores que ha habido no eran
bibliotecólogos, eso ha afectado, en parte, el desarrollo de la institución y de los procesos. La Biblioteca ha recibido muy poca atención, estamos con un presupuesto casi de sobrevivencia, el personal no es idóneo: hay un director y un montón de operativos, son técnicos
pero no hay mandos medios.
¿Qué presupuesto tiene y cómo se
maneja?
Es un presupuesto de la Subdirección del Patrimonio que se divide entre el
Archivo, la Biblioteca y la Hemeroteca. El año pasado fue alrededor de 1 millón
300mil quetzales, del cual un 80 por ciento o más se va en salarios y en asuntos
de administración interna. No hay dinero para comprar libros…si le digo
cuanto hay, se va a reír…el año pasado había 1300 quetzales ¿para cuánto va
a alcanzar si un diccionario de Océano cuesta 1500? Eso es parte también de
una historia, de la importancia que los gobiernos le han dado a estas instituciones,
no estoy hablando solo de la Biblioteca, también del Archivo de Centro América y la Hemeroteca. Mientras que las bibliotecas en la mayoría de países han crecido, son instituciones muy representativas y significativas, en Guatemala, la Biblioteca Nacional con el tiempo ha venido a menos. Podemos achacarlo, en parte, a que no tenemos una tradición de lectura ni de investigación. La mayoría de profesionales utilizan la Biblioteca sólo cuando tienen que hacer la tesis, se gradúan y no vuelven, Guatemala no es un país en donde a la gente le guste leer.
¿Hay alguna otra fuente de la cual la
Biblioteca obtiene libros?
Como no tenemos apoyo económico fáctico, la Biblioteca tiene que depender de donaciones. Todas las donaciones son bienvenidas, libros nuevos o libros usados. Queremos alentar las donaciones. Estaba enterándome que las donaciones que se hacen a la Biblioteca
Nacional pueden ser descontadas del Impuesto Sobre la Renta. Tal vez eso motive a las librerías y a las editoriales a que donen libros en serio, no son solo para la Biblioteca Nacional. Tenemos una oficina a la que le llamamos “caja y donación” que es donde recibimos
lo que entra y el excedente. Tengo un folder de solicitudes de bibliotecas de otras partes de la República que siempre piden ayuda.
¿Cuánto necesita una institución
como ésta para funcionar bien?
En una biblioteca donde trabajé anteriormente en el país, se tenía al año 50 mil dólares y era diez veces menor a ésta. En realidad, dinero no se necesitaría si se cumpliera la Ley del depósito legal: esos libros deberían entrar gratis a la biblioteca, es ridículo que se tenga
que pagar por los libros que legalmente deberían llegar gratis.
En cuanto a la Ley de depósito legal
¿cómo funciona en Guatemala?
No ha funcionado. El depósito legal en todos los países se obliga a las universidades,
las editoriales, los institutos de investigación y todo el que produce material bibliográfico intelectual, a entregar cierta cantidad de copias a la Biblioteca Nacional para constituir la
Bibliografía Nacional –esa es la memoria histórica del pensamiento, y no solo
libros, sino documentos, mapas, lo que sea—. No tenemos una ley específica de depósito legal. Aquí, ese depósito está en dos artículos de la Ley de libre emisión del pensamiento, específicamente artículos 6 y 7. Mencionan que “los propietarios de establecimientos
tipográficos y litográficos y sus representantes legales tienen la obligación de remitir un ejemplar de cada una de las obras no periódicas que editen a las dependencias siguientes…”, lista siete instituciones y dice que “debe hacerse dentro de los ocho días siguientes a la respectiva publicación”. El artículo siete establece que la multa será de cinco a diez quetzales. A cualquiera le daría risa la multa, tampoco se ha visto que la biblioteca ejecute. En la
mayoría de países hay una oficina de depósito legal bibliográfico, también tienen la oficina del ISSN –que es el número internacional normalizado de libros—. Guatemala es muy peculiar,
porque estas dos oficinas prácticamente están privatizadas: el depósito legal se daba en la Asociación Guatemalteca de Autores y Compositores (AGAYC) y la oficina del ISSN, la tiene la gremial de libreros. La Biblioteca, en el aspecto de salvaguardar la producción bibliográfica,
está en desventaja porque aquí no recibimos todo lo que se está produciendo en Guatemala.
¿Cómo podría hacerse cumplir?
¿Existen otras propuestas?
Hice una propuesta al Congreso. En la comisión de Cultura, me nombraron un asesor, trabajamos con él una propuesta de modificación en la Ley de libre emisión del pensamiento. Fue bien recibida, trabajamos rápido y llegamos a un consenso, había aspectos que, él me decía, no se podían hacer—yo le proponía que al que no cumpliera la ley se le cobrara de 50 mil a 70 mil quetzales, que es lo que cuesta hacer una edición de libros en Guatemala—mi sugerencia no pasó. Entonces pasó una primera lectura, fue aceptada, pero en la prensa, para mi sorpresa, hubo una reacción negativa, la usaron para atacar al ponente. Se dijo que esto era una amenaza a la emisión del pensamiento ¿Cómo va a ser amenaza a la emisión del pensamiento que la Biblioteca Nacional reciba un ejemplar de todo lo que en el país se escribe?
En cuanto a la preservación del material
¿qué tecnología se ha incorporado?
Se instaló, con el apoyo del Reino de Suecia, un sistema de detección de robos en la entrada, es un avance para proteger el material: la mayoría de libros ya tienen el identificador, otros faltan, el 90 por ciento ya está protegido. Por otro lado, la Biblioteca tiene una gran presión
en cuanto a preservación y conservación propiamente. Había una unidad de microfilmación que nunca se puso a funcionar, el equipo se volvió obsoleto, cuando vine supe que ya no había más repuestos ni manera de ponerla a trabajar. La idea era microfilmar. Ahora está de moda digitalizar. La Biblioteca tiene el “Fondo Antiguo”, situado en el cuarto nivel, comprende todos los libros antiguos con que se fundó la Biblioteca. Son libros desde antes de 1503 hasta la primera mitad del siglo veinte. O sea, hay 500 años de libros—eso es algo que ningun biblioteca de Centro América tiene, sólo México tiene este tipo de fondos—. Esos libros antiguos, se
llaman incunables, son los primeros que hubo cuando se inventó la imprenta: fueron hechos en Europa. Recordemos que la Biblioteca se fundó con los que los gobiernos liberales expropiaron a la Iglesia católica y a los conventos. En su mayoría son de teología, de filosofía y están en latín, en hebreo, en griego —obras muy valiosas, que no se le puede poner en la mano a
cualquiera—. La presión por conservar esos libros es porque no hay sentido en
guardarlos si nadie los puede usar. Para que el público tenga acceso a ellos hoy,
es a través de la tecnología moderna— sea por microfilmación o digitalización—
deberíamos estar digitalizando ese material para que se pudiera consultar en línea, pero para eso se necesitan fondos. Mi intención es hacer proyectos y pedir a la cooperación internacional
En cuanto a la Ley de depósito legal
¿cómo funciona en Guatemala?
No ha funcionado. El depósito legal en
todos los países se obliga a las universidades,
las editoriales, los institutos
de investigación y todo el que produce
material bibliográfico intelectual, a
entregar cierta cantidad de copias a la
Biblioteca Nacional para constituir la
Bibliografía Nacional –esa es la memoria
histórica del pensamiento, y no solo
libros, sino documentos, mapas, lo que
sea—. No tenemos una ley específica
de depósito legal. Aquí, ese depósito
está en dos artículos de la Ley de libre
emisión del pensamiento, específicamente
artículos 6 y 7. Mencionan que
“los propietarios de establecimientos
tipográficos y litográficos y sus representantes
legales tienen la obligación
de remitir un ejemplar de cada una de
las obras no periódicas que editen a las
dependencias siguientes…”, lista siete
instituciones y dice que “debe hacerse
dentro de los ocho días siguientes a
la respectiva publicación”. El artículo
siete establece que la multa será de
cinco a diez quetzales. A cualquiera
le daría risa la multa, tampoco se ha
visto que la biblioteca ejecute. En la
mayoría de países hay una oficina de
depósito legal bibliográfico, también
tienen la oficina del ISSN –que es el
número internacional normalizado de
libros—. Guatemala es muy peculiar,
porque estas dos oficinas prácticamente
están privatizadas: el depósito legal
se daba en la Asociación Guatemalteca
de Autores y Compositores (AGAYC) y
la oficina del ISSN, la tiene la gremial
de libreros. La Biblioteca, en el aspecto
de salvaguardar la producción bibliográfica,
está en desventaja porque aquí
no recibimos todo lo que se está produciendo
en Guatemala.
¿Cómo podría hacerse cumplir?
¿Existen otras propuestas?
Hice una propuesta al Congreso. En la
comisión de Cultura, me nombraron un
asesor, trabajamos con él una propuesta
de modificación en la Ley de libre emisión
del pensamiento. Fue bien recibida,
trabajamos rápido y llegamos a un consenso,
había aspectos que, él me decía,
no se podían hacer—yo le proponía que
al que no cumpliera la ley se le cobrara
de 50 mil a 70 mil quetzales, que es lo
Mientras tanto, solamente investigadores
serios tienen acceso.
¿Qué proyectos tiene la para la Biblioteca?
La biblioteca es un reto. Los procesos
bibliotecológicos no están establecidos,
hay que trabajar internamente creando
procesos de trabajo. Por otro lado, necesitamos
que la institución se proyecte
más a la comunidad: hay muchos servicios
que se utilizan alrededor del mundo
que podríamos hacer si tuviéramos con
qué. Tenemos una sección de capacitación
para invidentes en computadoras—
es un servicio que se hizo con fondos de
la red social con el apoyo de la comunidad
europea—con software especial para invidentes:
eso es un ejemplo de la proyección
social de la Biblioteca. Desde el año pasado,
también se tiene un programa para la
capacitación de sordos en el uso de computadoras.
Un servicio que no se piensa
que las bibliotecas puedan hacer, como
en otros lugares, es la capacitación por
computadoras. En Medellín, con ayuda
de la comunidad, las bibliotecas abren 365
días al año, más de 12 horas al día, están
situadas en barrios y se han puesto como
parte de un plan de desarrollo social. El
aporte que se puede hacer no solo es cuestión
de académicos.
¿Se podría incorporar
a Cohesión Social?
Perfectamente, coincide
con el concepto.
Me gustaría un programa
de “bibliotecas
para la paz”, con eso se
conseguiría ayuda de
expertos para enseñar
a los bibliotecarios y
maestros a coordinar
actividades. Los niños
estarían a salvo de las
drogas y las maras. Lo
que hay que tener en
cuenta es un convencimiento
de para qué
sirve. La biblioteca no
es un mal necesario,
como creo que la han
venido considerando,
sino que da un aporte
a la comunidad.
¿Cómo ha reaccionado
el Ministerio
de Cultura ante las necesidades de la
Biblioteca?
No ha habido suficiente inversión, pero es
porque los directores anteriores no lo han
planteado. No le echo la culpa al Ministerio
y creo que el problema ha sido interno.
Como bibliotecólogo sé lo que se necesita,
mi lucha es ver como consigo los recursos.
Una muestra de buena voluntad que está
dando el Ministerio de Cultura es que el
año pasado se ha creado la Subdirección de
Patrimonio Bibliográfico y Documental,
que tengo a mi cargo, es un avance para
ayudar a que estos acervos aporten más a
la comunidad.
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BIBLIOTECA NACIONAL
La Biblioteca Pública de Buenos Aires
La Biblioteca Nacional
La Biblioteca Pública de Buenos Aires
–hoy Biblioteca Nacional–
Fue creada por decreto de la Junta de Gobierno de la Revolución de Mayo el 7 de septiembre de 1810. Por su importante caudal bibliográfico es la principal biblioteca argentina y una de las más importantes de América.
La historia, naturaleza y finalidad de la Biblioteca Nacional explican que su riqueza bibliográfica corresponda esencialmente a la producción nacional: las ediciones príncipe del Martín Fierro de José Hernández y del Facundo de Domingo F. Sarmiento. No obstante, sus libros más valiosos incluyen también 20 incunables, entre los que cumple mencionar las Quaestiones de potentia Dei de Santo Tomás y un ejemplar de la Divina Comedia de Dante Alighieri. Su acervo se enriquece con numerosas ediciones del Quijote, entre las que se destaca la de Bruselas de 1607. La consulta de material bibliográfico y hemerográfico de la colección general es libre y gratuita. Los menores de 12 años deben ingresar y permanecer acompañados por un adulto. Las únicas secciones restringidas al público general son las que atesoran materiales especiales y reservados: la Sala del Tesoro, Mapoteca y Fototeca. El acceso está reservado a investigadores. Los horarios y el detalle de las salas las puedes encontrar en el portal de la Biblioteca.
desde el 01 de Enero de 2000 hasta el 01 de Diciembre de 2020 Biblioteca Nacional Agüero 2502 Ciudad de Buenos Aires
ARTICULO ENVIADO POR EL DR. JORGE CARRO L.
La Biblioteca Pública de Buenos Aires
–hoy Biblioteca Nacional–
Fue creada por decreto de la Junta de Gobierno de la Revolución de Mayo el 7 de septiembre de 1810. Por su importante caudal bibliográfico es la principal biblioteca argentina y una de las más importantes de América.
La historia, naturaleza y finalidad de la Biblioteca Nacional explican que su riqueza bibliográfica corresponda esencialmente a la producción nacional: las ediciones príncipe del Martín Fierro de José Hernández y del Facundo de Domingo F. Sarmiento. No obstante, sus libros más valiosos incluyen también 20 incunables, entre los que cumple mencionar las Quaestiones de potentia Dei de Santo Tomás y un ejemplar de la Divina Comedia de Dante Alighieri. Su acervo se enriquece con numerosas ediciones del Quijote, entre las que se destaca la de Bruselas de 1607. La consulta de material bibliográfico y hemerográfico de la colección general es libre y gratuita. Los menores de 12 años deben ingresar y permanecer acompañados por un adulto. Las únicas secciones restringidas al público general son las que atesoran materiales especiales y reservados: la Sala del Tesoro, Mapoteca y Fototeca. El acceso está reservado a investigadores. Los horarios y el detalle de las salas las puedes encontrar en el portal de la Biblioteca.
desde el 01 de Enero de 2000 hasta el 01 de Diciembre de 2020 Biblioteca Nacional Agüero 2502 Ciudad de Buenos Aires
ARTICULO ENVIADO POR EL DR. JORGE CARRO L.
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BIBLIOTECA NACIONAL
BIBLIOTECAS PUBLICAS DE ESPAÑA
Bibliotecas públicas: analizadas las instalaciones y servicios de 100 centros en 18 ciudades españolas.
Una de cada cuatro bibliotecas suspende en calidad, debido a carencias en los servicios ofrecidos y en la seguridad
Limpieza y mantenimiento, información y atención a los usuarios, y accesibilidad para discapacitados, puntos fuertes de las bibliotecas
La extensión de las nuevas tecnologías ha obligado a las bibliotecas públicas a trascender su condición de lugar donde sólo se consultan, se preservan y se prestan los libros. Fonotecas, videotecas, salas de ordenadores o conectividad wifi comparten espacio y protagonismo con anaqueles repletos de novelas, ensayos, enciclopedias... Sin embargo, esa transformación no es, ni mucho menos, homogénea. Así lo ha podido comprobar CONSUMER EROSKI, que ha visitado 100 bibliotecas de 18 capitales del país. Sólo una de cada cuatro ofrece salas de estudio para grupos, el 27% carece de zona wifi y las taquillas sólo están disponibles y de forma gratuita en 22 de los 100 centros estudiados. Además, el 40% no está dotada de puestos para visionar archivos de vídeo o de audio. Estas carencias conviven, no obstante, con la buena información y atención ofrecida en estas instalaciones públicas (en el 87% de las visitadas se hallaron carteles claramente visibles con indicaciones sencillas sobre cómo y dónde encontrar las diferentes salas de la biblioteca), las correctas medidas para garantizar la accesibilidad de estos recintos y la excelente limpieza observada en las bibliotecas del estudio (en el 90% de los espacios analizados, los materiales de préstamo y consulta estaban en correcto estado y ordenados en las estanterías).
Una de cada cuatro bibliotecas no logra aprobar el examen de CONSUMER EROSKI, tal y como han comprobado sus técnicos tras realizar una visita como usuarios a mediados de diciembre a 17 bibliotecas universitarias, 14 Bibliotecas Públicas del Estado y 69 bibliotecas municipales o regionales de 18 ciudades: Barcelona, Madrid, Murcia, Bilbao, Málaga, Sevilla, Valencia, Zaragoza, Alicante, Pamplona, San Sebastián, Vitoria, A Coruña, Córdoba, Valladolid, Cádiz, Granada y Oviedo. Se inspeccionaron las instalaciones para valorar el estado general de cada una de ellas en materia de información, servicios, accesibilidad, seguridad y limpieza. Además, se solicitó información sobre cómo tramitar el carné para conocer, así, el funcionamiento del sistema de préstamo y consulta. La valoración final del servicio que ofrecen las bibliotecas se queda en un 'aceptable', que es también la calificación que merecen los apartados de servicios y seguridad de las instalaciones Por su parte, tanto la información como la accesibilidad logran un 'bien', y destacan la limpieza y el mantenimiento de las bibliotecas, con un 'muy bien'. Por ciudades, las mejores fueron las visitadas en Bilbao, que reciben un 'muy bien', seguidas de las de A Coruña, Barcelona, Córdoba, Granada, Madrid, Murcia, San Sebastián y Vitoria, con un 'bien'. En 'aceptable' se quedan las bibliotecas analizadas en Cádiz, Málaga, Oviedo, Sevilla, Valencia y Valladolid. Los suspensos, aunque con un 'regular', fueron a parar a las examinadas en Alicante, Pamplona y Zaragoza.
Los tradicionales lugares de consulta y préstamo de libros han evolucionado para convertirse en modernos centros de información, cultura y educación con puntos de auto-préstamo, salas de exposiciones y consulta de Internet, aunque persisten carencias en su dotación que justifican el pobre 'aceptable' que han obtenido de nota media las 100 bibliotecas estudiadas. En una de cada cuatro no se encontraron salas de estudio personal y sólo tres de cada diez ofrecían salas de estudio para grupos. Además, el 27% de las bibliotecas carecía de zona wifi, el 17% no contaba con salas de ordenadores con acceso a Internet y sólo el 22% de ellas disponía de puntos de auto-préstamo, así como de servicio gratuito de taquillas a los usuarios. Además, otro servicio muy útil, el de fotocopistería, se encontró sólo en dos de cada tres bibliotecas. En el 40% no se hallaron puestos para visionar archivos de vídeo o de audio. Sin embargo, ocho de cada diez sí contaban con videoteca, fonoteca o hemeroteca.
En cuanto a la tramitación del carné de usuario de las bibliotecas, se constató que en 99 de los 100 centros comparados la tarjeta de identificación era gratuita. Sin embargo, sólo en la mitad de los centros el carné se entregaba en el momento. En dos de cada tres bibliotecas no es necesario renovar ese documento (entre las que sí lo solicitan, lo más común es que el periodo de validez sea de cinco años). Ya con el carné en la mano, el usuario puede, entre otras posibilidades, reservar unos minutos para navegar en Internet en los puntos habilitados para ello. Así ocurre en casi la mitad de las bibliotecas que contaban con esta opción. También se pueden reservar las salas de trabajo en grupo, aunque sólo ocurría en cuatro de las 30 que disponían de este servicio.
El préstamo es uno de los principales cometidos de las bibliotecas. En todas las visitadas se prestan libros, en el 40% se prestan revistas y en el 6% incluso periódicos. Salvo en una de las estudiadas en Bilbao, era posible obtener al mismo tiempo materiales en distintos formatos. Los usuarios de las bibliotecas de Barcelona son los que pueden llevarse a casa el mayor número de una sola vez, una docena (la media se halla entre cinco y seis) por un plazo de 3 semanas (lo más común son 15 días); por el contrario, en la mayoría de las analizadas en Zaragoza y Bilbao esa cantidad se reduce a dos materiales. Cuando el tiempo de préstamo es insuficiente, puede prorrogarse el plazo: Madrid y San Sebastián son las que ofrecen más facilidades en este aspecto (hasta un mes complementario frente a los apenas dos días que dan en todas las instalaciones bilbaínas). La modificación del préstamo puede hacerse de forma presencial (91%), a través de un correo electrónico (42%), llamando por teléfono y facilitando los datos del carné de usuario (63%) o a través de Internet (un 9%)
Si el libro que desea el usuario no se encuentra en las estanterías de la biblioteca, el centro dispone de un servicio de préstamo interbibliotecario. Ocho de cada diez bibliotecas ofrecen esta posibilidad, lo que no ocurre en la gran mayoría de las examinadas en Madrid y Pamplona. Por otra parte, sólo había que pagar en concepto de traslado de material (entre 1 y 23 euros) en 14 bibliotecas de Alicante, Barcelona, Cádiz, Málaga y Vitoria.
Las bibliotecas también tienen que responder a la demanda creciente de libros en idiomas distintos al castellano o a las lenguas autonómicas. Los usuarios del 92% de los centros visitados cuentan con esta posibilidad, aunque la cantidad y variedad de los títulos difiere mucho de unos centros a otros. La oferta más completa se halló en Barcelona, Madrid, Bilbao, Valencia, San Sebastián, Vitoria, A Coruña y Granada. Los idiomas más comunes son el inglés y el francés, y en menor medida el alemán, italiano y portugués. No obstante, en algunas bibliotecas se pueden encontrar libros escritos en árabe, chino, ruso, rumano, croata o japonés.
ARTICULO ENVIADO POR DR. JORGE CARRO L.
Una de cada cuatro bibliotecas suspende en calidad, debido a carencias en los servicios ofrecidos y en la seguridad
Limpieza y mantenimiento, información y atención a los usuarios, y accesibilidad para discapacitados, puntos fuertes de las bibliotecas
La extensión de las nuevas tecnologías ha obligado a las bibliotecas públicas a trascender su condición de lugar donde sólo se consultan, se preservan y se prestan los libros. Fonotecas, videotecas, salas de ordenadores o conectividad wifi comparten espacio y protagonismo con anaqueles repletos de novelas, ensayos, enciclopedias... Sin embargo, esa transformación no es, ni mucho menos, homogénea. Así lo ha podido comprobar CONSUMER EROSKI, que ha visitado 100 bibliotecas de 18 capitales del país. Sólo una de cada cuatro ofrece salas de estudio para grupos, el 27% carece de zona wifi y las taquillas sólo están disponibles y de forma gratuita en 22 de los 100 centros estudiados. Además, el 40% no está dotada de puestos para visionar archivos de vídeo o de audio. Estas carencias conviven, no obstante, con la buena información y atención ofrecida en estas instalaciones públicas (en el 87% de las visitadas se hallaron carteles claramente visibles con indicaciones sencillas sobre cómo y dónde encontrar las diferentes salas de la biblioteca), las correctas medidas para garantizar la accesibilidad de estos recintos y la excelente limpieza observada en las bibliotecas del estudio (en el 90% de los espacios analizados, los materiales de préstamo y consulta estaban en correcto estado y ordenados en las estanterías).
Una de cada cuatro bibliotecas no logra aprobar el examen de CONSUMER EROSKI, tal y como han comprobado sus técnicos tras realizar una visita como usuarios a mediados de diciembre a 17 bibliotecas universitarias, 14 Bibliotecas Públicas del Estado y 69 bibliotecas municipales o regionales de 18 ciudades: Barcelona, Madrid, Murcia, Bilbao, Málaga, Sevilla, Valencia, Zaragoza, Alicante, Pamplona, San Sebastián, Vitoria, A Coruña, Córdoba, Valladolid, Cádiz, Granada y Oviedo. Se inspeccionaron las instalaciones para valorar el estado general de cada una de ellas en materia de información, servicios, accesibilidad, seguridad y limpieza. Además, se solicitó información sobre cómo tramitar el carné para conocer, así, el funcionamiento del sistema de préstamo y consulta. La valoración final del servicio que ofrecen las bibliotecas se queda en un 'aceptable', que es también la calificación que merecen los apartados de servicios y seguridad de las instalaciones Por su parte, tanto la información como la accesibilidad logran un 'bien', y destacan la limpieza y el mantenimiento de las bibliotecas, con un 'muy bien'. Por ciudades, las mejores fueron las visitadas en Bilbao, que reciben un 'muy bien', seguidas de las de A Coruña, Barcelona, Córdoba, Granada, Madrid, Murcia, San Sebastián y Vitoria, con un 'bien'. En 'aceptable' se quedan las bibliotecas analizadas en Cádiz, Málaga, Oviedo, Sevilla, Valencia y Valladolid. Los suspensos, aunque con un 'regular', fueron a parar a las examinadas en Alicante, Pamplona y Zaragoza.
Los tradicionales lugares de consulta y préstamo de libros han evolucionado para convertirse en modernos centros de información, cultura y educación con puntos de auto-préstamo, salas de exposiciones y consulta de Internet, aunque persisten carencias en su dotación que justifican el pobre 'aceptable' que han obtenido de nota media las 100 bibliotecas estudiadas. En una de cada cuatro no se encontraron salas de estudio personal y sólo tres de cada diez ofrecían salas de estudio para grupos. Además, el 27% de las bibliotecas carecía de zona wifi, el 17% no contaba con salas de ordenadores con acceso a Internet y sólo el 22% de ellas disponía de puntos de auto-préstamo, así como de servicio gratuito de taquillas a los usuarios. Además, otro servicio muy útil, el de fotocopistería, se encontró sólo en dos de cada tres bibliotecas. En el 40% no se hallaron puestos para visionar archivos de vídeo o de audio. Sin embargo, ocho de cada diez sí contaban con videoteca, fonoteca o hemeroteca.
En cuanto a la tramitación del carné de usuario de las bibliotecas, se constató que en 99 de los 100 centros comparados la tarjeta de identificación era gratuita. Sin embargo, sólo en la mitad de los centros el carné se entregaba en el momento. En dos de cada tres bibliotecas no es necesario renovar ese documento (entre las que sí lo solicitan, lo más común es que el periodo de validez sea de cinco años). Ya con el carné en la mano, el usuario puede, entre otras posibilidades, reservar unos minutos para navegar en Internet en los puntos habilitados para ello. Así ocurre en casi la mitad de las bibliotecas que contaban con esta opción. También se pueden reservar las salas de trabajo en grupo, aunque sólo ocurría en cuatro de las 30 que disponían de este servicio.
El préstamo es uno de los principales cometidos de las bibliotecas. En todas las visitadas se prestan libros, en el 40% se prestan revistas y en el 6% incluso periódicos. Salvo en una de las estudiadas en Bilbao, era posible obtener al mismo tiempo materiales en distintos formatos. Los usuarios de las bibliotecas de Barcelona son los que pueden llevarse a casa el mayor número de una sola vez, una docena (la media se halla entre cinco y seis) por un plazo de 3 semanas (lo más común son 15 días); por el contrario, en la mayoría de las analizadas en Zaragoza y Bilbao esa cantidad se reduce a dos materiales. Cuando el tiempo de préstamo es insuficiente, puede prorrogarse el plazo: Madrid y San Sebastián son las que ofrecen más facilidades en este aspecto (hasta un mes complementario frente a los apenas dos días que dan en todas las instalaciones bilbaínas). La modificación del préstamo puede hacerse de forma presencial (91%), a través de un correo electrónico (42%), llamando por teléfono y facilitando los datos del carné de usuario (63%) o a través de Internet (un 9%)
Si el libro que desea el usuario no se encuentra en las estanterías de la biblioteca, el centro dispone de un servicio de préstamo interbibliotecario. Ocho de cada diez bibliotecas ofrecen esta posibilidad, lo que no ocurre en la gran mayoría de las examinadas en Madrid y Pamplona. Por otra parte, sólo había que pagar en concepto de traslado de material (entre 1 y 23 euros) en 14 bibliotecas de Alicante, Barcelona, Cádiz, Málaga y Vitoria.
Las bibliotecas también tienen que responder a la demanda creciente de libros en idiomas distintos al castellano o a las lenguas autonómicas. Los usuarios del 92% de los centros visitados cuentan con esta posibilidad, aunque la cantidad y variedad de los títulos difiere mucho de unos centros a otros. La oferta más completa se halló en Barcelona, Madrid, Bilbao, Valencia, San Sebastián, Vitoria, A Coruña y Granada. Los idiomas más comunes son el inglés y el francés, y en menor medida el alemán, italiano y portugués. No obstante, en algunas bibliotecas se pueden encontrar libros escritos en árabe, chino, ruso, rumano, croata o japonés.
ARTICULO ENVIADO POR DR. JORGE CARRO L.
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BIBLIOTECAS
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